Una aventura en equipo por la medicina curativa

Había una vez en un pueblo llamado Clarén, un niño llamado Juanito que vivía con su madre y su padre. Disfrutaban de la vida tranquila en el campo, rodeados de árboles frondosos y animales juguetones.

Un día, la madre de Juanito se enfermó repentinamente. Su padre, preocupado, decidió llevarla al médico del pueblo. El médico les dijo que necesitaban una medicina especial que solo se podía encontrar en el Bosque Encantado de Acertijos.

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Sin dudarlo, la familia se preparó para emprender el viaje hacia el bosque misterioso. Al llegar, se encontraron con un cartel que decía: "Para obtener la cura, deberán resolver tres acertijos desafiantes".

Juanito miró a sus padres con determinación y dijo: "No se preocupen, juntos podemos superar cualquier desafío". Con valentía, entraron al bosque lleno de misterios y sorpresas.

El primer acertijo era el siguiente:- En lo alto vuela sin alas, susurra melodías al pasar, luz eterna brilla en su rastro,¿qué es lo que puede ser? Después de pensar por un momento, Juanito exclamó emocionado: "¡Es el sol!". Y en ese instante, una luz brillante iluminó el camino hacia el siguiente desafío.

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El segundo acertijo los llevó a las orillas de un lago cristalino:- Sin piernas corro veloz, sin boca hablo sin cesar, soy transparente como el cristal,¿quién soy yo en realidad? Tras meditar sobre las palabras del acertijo, la madre de Juanito sonrió y respondió: "¡Es un río!".

Y así fue como una corriente de agua los guió hacia la última prueba.

El tercer acertijo los condujo a un puente antiguo custodiado por dos estatuas imponentes:- Dos hermanos juntos van, uno siempre mira al sur, el otro al norte sin parar,¿quiénes son para continuar? Después de observar detenidamente las estatuas, Juanito exclamó con alegría: "¡Son los ojos!". Y en ese momento, las estatuas cobraron vida y les entregaron la medicina tan ansiada para curar a la madre enferma.

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Con lágrimas de felicidad en los ojos, la familia regresó al pueblo cargando consigo no solo la medicina salvadora sino también lecciones valiosas aprendidas durante su travesía.

Aprendieron que trabajar juntos y usar su ingenio podían superar cualquier obstáculo por difícil que pareciera. Desde entonces, Juanito supo que no importaba cuán grande fuera el desafío; siempre podría contar con su familia para ayudarse mutuamente y salir adelante. Y así vivieron felices para siempre bajo el cálido sol del campo argentino.

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