Una aventura en familia



Había una vez una familia muy normal y corriente que vivía en una pequeña casa en el campo. La familia estaba compuesta por papá Juan, mamá Laura, el travieso Lucas de 6 años y la dulce Sofía de 4 años.

Un día, decidieron hacer un picnic en el bosque cercano. Empacaron una canasta con sándwiches, frutas y galletitas. "¡Vamos, familia, es hora de aventurarnos juntos!" exclamó papá Juan. "¡Sí, sí! ¡Quiero ver animalitos!" gritó Lucas emocionado.

Así, la familia emprendió su excursión con entusiasmo. Mientras caminaban, Lucas y Sofía correteaban por los senderos, maravillados por la naturaleza. De repente, se encontraron con un pequeño arroyo. "¡Miren, un río!" exclamó Sofía. "No, Sofi, es un arroyo", corrigió Lucas.

Papá Juan sonrió y les propuso construir un puente de piedras. Entre risas y diversión, juntaron las piedras y lograron cruzar el arroyo. Continuaron caminando y llegaron a un claro lleno de flores silvestres. "¡Qué lindas!" exclamó mamá Laura.

"Podemos hacer coronas de flores", sugirió Lucas. Así, se pusieron a recoger flores y con paciencia armaron hermosas coronas. De repente, el cielo se nubló y comenzó a soplar viento. "¡Rápido, vamos a refugiarnos en esa cueva!" indicó papá Juan.

Se dirigieron a la cueva, donde se abrazaron para darse calor. "¿Pasan miedo, papá?" preguntó Sofía. "Un poquito, pero juntos, estamos a salvo", respondió papá Juan con ternura. Después de un rato, la lluvia cesó y salieron de la cueva.

"¡Qué aventura más emocionante hemos vivido juntos!" exclamó mamá Laura. "Sí, fue genial", agregó Lucas.

Y así, en ese día de picnic, la familia descubrió que estar juntos en medio de la naturaleza les brindaba momentos inolvidables y que, enfrentando desafíos, se fortalecían como familia. Desde entonces, decidieron hacer más aventuras juntos, creando recuerdos que atesorarían por siempre.

FIN.

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