una aventura en la ciudad
Había una vez un perro llamado Max que vivía en un pequeño pueblo junto a su dueña, Luisa.
Un día, Luisa decidió llevar a Max de paseo a la gran ciudad de Frances para visitar a su prima Luna, quien vivía allí. Max estaba emocionado por la aventura y movía su cola felizmente mientras caminaban por las bulliciosas calles de la ciudad.
Luisa y Max disfrutaban del sol y del aire fresco cuando, de repente, al cruzar una calle muy concurrida, un carro los atropelló. Luisa cayó al suelo y quedó inmóvil. Max ladraba desesperadamente tratando de llamar la atención de alguien que pudiera ayudar.
La gente se acercaba preocupada, pero poco a poco Luisa comenzó a moverse hasta finalmente despertar. -¡Luisa! ¡Estás bien! -exclamó Max aliviado. -Sí, estoy bien gracias a ti, querido Max -respondió Luisa con una sonrisa reconfortante. Después del susto, decidieron continuar su paseo hacia la casa de Luna.
Mientras caminaban juntos, Luisa le explicaba a Max lo importante que era siempre mirar antes de cruzar la calle y seguir las señales de tránsito para mantenerse seguros en todo momento.
Max asintió con entendimiento y prometió ser más cuidadoso en el futuro. Finalmente llegaron a la casa de Luna donde fueron recibidos con alegría y abrazos cariñosos.
Durante su visita, Luna les enseñó sobre la importancia de ser amables con los demás y compartir lo que tenían con aquellos que lo necesitaban. Juntos pasaron un día maravilloso lleno de risas y aprendizajes valiosos.
Al regresar a casa esa tarde, tanto Luisa como Max estaban felices por haber superado juntos el incidente en la calle y por haber tenido la oportunidad de fortalecer aún más su vínculo especial. Desde ese día en adelante, Max siempre recordaba mirar antes de cruzar la calle y seguir las reglas viales para garantizar su seguridad y la de quienes lo rodeaban.
Y así, entre aventuras cotidianas e importantes lecciones aprendidas, continuaron disfrutando juntos cada momento compartido en su hogar lleno de amor.
FIN.