Una Aventura en la Edad Media



Un día soleado en la ciudad de Buenos Aires, dos amigos llamados Lucas y Sofía estaban en la plaza, anhelando una aventura lejos de la rutina diaria. Mientras exploraban, encontraron un viejo libro de cuentos en un puesto de antigüedades.

- ¡Mirá esto, Sofía! - exclamó Lucas, mostrando el libro con emoción.

- ¡Es un libro de la Edad Media! - respondió Sofía, fascinada por la portada desgastada.

Cuando abrieron el libro, una luz brillante los envolvió y, de repente, se encontraron en un vibrante pueblo medieval. Al principio, estaban asombrados por los castillos, las calles empedradas y el bullicio del mercado. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que algo extraño estaba ocurriendo.

En el centro del pueblo, los aldeanos parecían preocupados.

- ¿Por qué están tan tristes? - preguntó Sofía a una anciana que vendía flores.

- ¡Ah, querida! El Rey ha hecho que nuestros jardines se marchiten, y sin flores el festival se arruinará - respondió la anciana con una lágrima en su ojo.

Lucas y Sofía decidieron ayudar a los aldeanos.

- ¡Podemos intentar salvar las flores! - dijo Lucas, decidido.

Los dos amigos se pusieron a investigar. Pronto, descubrieron que un dragón estaba aterrorizando la zona y había hecho desaparecer los colores y la vida de los jardines.

- ¡Necesitamos encontrar al dragón! Quizás podamos hablar con él - sugirió Sofía.

Procedieron a adentrarse en el bosque cercano, donde habrían de enfrentarse a desafíos. En su camino, conocieron a un valiente caballero llamado Sir Arturo.

- ¿Qué hacen ustedes tan lejos del pueblo? - preguntó Sir Arturo.

- Vamos a enfrentar al dragón que ha marchitado nuestras flores - respondió Lucas.

- ¡Eso es muy peligroso! Pero si quieren, puedo acompañarlos - ofreció el caballero, impresionado por el coraje de los niños.

Así que los tres se pusieron en marcha hacia la cueva del dragón. Al llegar, pudieron ver al dragón, que parecía tan triste como los aldeanos.

- ¡Oh, dragón! - llamó Sofía.

- ¿Por qué haces esto?

El dragón se giró, y su voz era profunda y melancólica.

- Yo solo deseaba que todos pudieran entender mi dolor. Mis colores se han desvanecido, y ahora no me reconozco a mí mismo - respondió el dragón.

Los amigos se miraron. Era claro que el dragón no era un villano; estaba sufriendo.

- Tal vez podamos ayudarlo - dijo Lucas. - Podríamos buscar flores especiales para devolverle su color.

- ¡Sí! Y así también podremos alegrar el pueblo - agregó Sofía.

Con la ayuda de Sir Arturo, fueron a buscar las flores que se encontraban en la Montaña Arcoíris, donde los colores florecían en abundancia. Después de muchas aventuras y desafíos, lograron recoger suficientes flores.

Cuando volvieron a la cueva, el dragón sonrió al verlas.

- ¿Realmente harían eso por mí? - preguntó, con asombro.

- Sí - respondió Sofía - porque sabemos lo que es sentirse triste y solo.

Con las flores, el dragón se iluminó. Sus escamas comenzaron a brillar con tonos vibrantes de verde, morado y azul.

- ¡Gracias! - rugió el dragón, feliz. - Ahora puedo ser quien realmente soy. Y como agradecimiento, haré que los jardines del pueblo florezcan nuevamente.

Con un fuerte batir de alas, el dragón voló hacia el pueblo y, al instante, los colores regresaron a los jardines. Los aldeanos aplaudieron y celebraron el regreso de la alegría.

- ¡Gracias, amigos! - gritaban todos. - ¡Sin ustedes, no lo hubiéramos logrado!

Lucas y Sofía sonrieron, llenos de orgullo.

- Sigamos ayudando a los que lo necesiten, sea en la Edad Media o en nuestra casa - sugirió Lucas.

Cuando el sol comenzó a ponerse, una luz brillante envolvió a los amigos nuevamente. Al abrir los ojos, se encontraron de vuelta en la plaza, con el libro aún en sus manos.

- ¿Lo soñamos? - preguntó Sofía, mientras miraba el libro.

- No lo sé, pero aprendimos que a veces, lo que parece un problema tiene solución si somos amables y trabajamos juntos - respondió Lucas, sonriendo.

Desde ese día, Lucas y Sofía empezaron a hacer pequeñas buenas acciones en su comunidad, siempre recordando su mágica aventura en la Edad Media.

FIN.

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