Una Aventura en la Escuela



Había una vez en una escuela muy especial, una perra llamada Luna y un gato llamado Simón. Luna y Simón eran los mejores amigos, siempre juntos y cuidándose mutuamente.

Un día, la directora de la escuela anunció que estaban teniendo problemas con el suministro de agua. El pozo que abastecía a la escuela estaba casi vacío, y debían cuidar cada gota de agua.

Luna y Simón se miraron preocupados. Sabían lo importante que era el agua para todos en la escuela, y decidieron hacer algo al respecto. Decidieron salvar el agua!

Luna y Simón se pusieron en marcha. Fueron alrededor de la escuela buscando fugas en los grifos, asegurándose de cerrarlos bien. Tambien le pidieron a sus amigos que no desperdiciaran agua y que la cuidaran.

Un día, mientras inspeccionaban el patio de la escuela, descubrieron que alguien estaba desperdiciando agua. Sigilosamente se acercaron y vieron que un grupo de niños había dejado la canilla abierta y el agua corría sin control.

- ¡Deténganse! ¡No desperdicien agua! - gritó Luna.

Los niños se sorprendieron al principio, pero al ver lo preocupados que estaban Luna y Simón, entendieron la importancia del mensaje. Prometieron cuidar el agua y cerrar las canillas correctamente.

Luna y Simón se convirtieron en los guardianes del agua en la escuela. Todos los días revisaban que no hubiera fugas y recordaban a sus amigos la importancia de cuidar el agua. Juntos lograron que la escuela ahorrara mucha agua y que todos aprendieran la importancia de su cuidado.

Gracias a su trabajo duro y la colaboración de sus amigos, pronto el agua volvió a fluir con normalidad en la escuela. La directora felicitó a Luna y Simón por su valiosa labor y les agradeció por su compromiso.

Desde ese día, Luna y Simón siguieron siendo los mejores amigos, recordando siempre que juntos podían lograr grandes cosas. Y aunque su aventura en la escuela llegaba a su fin, sabían que su amistad y su compromiso con el cuidado del agua durarían para siempre.

FIN.

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