Una Aventura en la Playa



Era un hermoso día de verano y la familia González estaba lista para disfrutar de sus vacaciones en la playa. Papá, mamá y los tres hermanos, Tomás, Ana y Lucas, se subieron al auto con sus sombrillas, toallas y un montón de snacks.

"¡Ya quiero llegar!", gritó Lucas mientras agitaba sus brazos emocionado.

"No te preocupes, en un rato estamos ahí", le respondió Ana, tratando de contener su propia emoción.

El viaje se hizo corto entre risas y canciones. Cuando finalmente llegaron, el sol brillaba en el cielo y el sonido de las olas era un canto de bienvenida.

"¡Vamos a la playa!", exclamó papá mientras sacaba las cosas del auto.

Todos corrieron hacia la orilla y, al ver el mar, los ojos de Lucas se iluminaron.

"Miren, ¡las olas!" - dijo mientras corría hacia el agua.

Ana se puso su flotador y se metió también, mientras Tomás se quedó mirando.

"¡Tomás! ¡Ven a nadar!", lo animó Ana.

"No sé, tengo miedo de ahogarme", dijo Tomás, dudando.

"No pasa nada, estoy aquí para ayudarte. ¡Estamos en familia!", le respondió Lucas.

Finalmente, Tomás se unió a ellos y todos se divirtieron saltando las olas. Después de nadar un buen rato, decidieron construir castillos de arena.

"Vamos a hacer el castillo más grande del mundo", sugirió Ana.

"¡Sí! Necesitamos un montón de arena y un balde grande", respondió papá.

Mientras trabajaban en su creación, comenzaron a hacer un castillo impresionante con torres y un foso, cuando de repente, una ola más grande de lo normal llegó y lo arrastró todo.

"¡No!", exclamaron todos al unísono.

Ellos estaban desanimados, pero papá les dijo:

"A veces las sorpresas son parte de la diversión. ¿Y si hacemos un nuevo castillo? Este va a ser aún mejor."

Los niños miraron a papá con una sonrisa, entendiendo que siempre podían aprovechar las situaciones. Así que decidieron hacer no solo un castillo, sino una ciudad de arena.

"Vamos a poner un parque, una plaza y hasta una cabaña para vacacionar", dijo Lucas entusiasmado.

Mientras todos trabajaban juntos, una chica llamada Sofía, que estaba con su familia, se acercó y les dijo:

"¿Puedo ayudar? Estoy buena construyendo castillos también."

"¡Claro! Cuantas más manos, mejor será la ciudad", dijo Ana.

Sofía se unió y todos juntos construyeron algo aún más grande y complejo. Con el tiempo, la ciudad de arena fue tomando forma y, antes de que se diera cuenta, todos estaban erigiendo un letrero que decía 'Ciudad de las Vacaciones'.

Pero cuando pensaron que todo estaba perfecto, el sol comenzó a ocultarse y las nubes oscurecieron el cielo.

"No, no, ven, anda a buscar las cosas, debemos de irnos ya", les advirtió mamá.

Sin embargo, Tomás, que había estado muy concentrado hasta ese momento, se dio cuenta de que no querían irse sin despedirse de su gran obra.

"Esperen, ¡no podemos!", dijo de repente.

"¿Qué te pasa?", preguntó Ana desconcertada.

"Si nos vamos sin despedirnos, nunca lo olvidaremos. Tal vez podamos hacer una foto para recordarlo."

Todos estuvieron de acuerdo, así que se sacaron una foto frente a su ciudad de arena, gritando ‘¡Ciudad de las Vacaciones! ’.

Con el sol ocultándose y un par de gotas de lluvia comenzando a caer, la familia se fue hacia el auto con una sonrisa en el rostro y una sensación de felicidad en sus corazones. Los recuerdos que habían creado juntos eran más importantes que cualquier castillo de arena.

Cuando llegaron a casa esa noche, todos estaban cansados pero llenos de alegría. Papá les preguntó:

"¿Qué fue lo que más les gustó del día?"

"Hacer la ciudad de arena y que Sofía se uniera a nosotros", dijo Lucas.

"Sí, y que aprendimos a trabajar en equipo", agregó Ana.

"Y que nunca hay que rendirse ante los imprevistos", concluyó Tomás, con una mirada llena de satisfacción.

La familia se abrazó y se prometió que cada año, harían una nueva aventura de vacaciones en la playa, recordando que la diversión estaba no solo en los lugares, sino en el tiempo que pasaban juntos.

El sol se ocultó completamente y así terminó un día inolvidable, lleno de risas, juegos y aprendiendo el valor de la familia y la colaboración.

FIN.

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