Una aventura estelar
Había una vez un niño llamado Mateo, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Desde muy pequeño, Mateo tenía un sueño: pacificar el mundo y lograr que todas las personas vivieran en armonía.
Un día soleado, mientras caminaba por el parque del pueblo, Mateo encontró a un anciano sentado en un banco. El anciano parecía cansado y triste. Sin dudarlo, Mateo se acercó y le preguntó qué le pasaba.
"Hola señor, ¿está bien? Parece triste"- dijo Mateo con preocupación. El anciano levantó la mirada y sonrió al ver al niño tan atento. "Hola joven amigo, estoy triste porque veo cómo las personas se pelean y no pueden encontrar la paz.
Me gustaría que todos pudieran entenderse". Mateo asintió con determinación. "¡Yo también! Quiero hacer algo para ayudar".
El anciano le explicó que había escuchado hablar de una antigua leyenda sobre una estrella mágica escondida en lo alto de la montaña más alta del pueblo. Se decía que quien encontrara esa estrella podría hacer realidad cualquier deseo. Mateo emocionado decidió subir a la montaña en busca de esa estrella mágica.
Con sus zapatos deportivos puestos y su mochila llena de provisiones, comenzó a escalar la empinada cima. Después de horas de esfuerzo y perseverancia, finalmente llegó a la cima de la montaña. Allí estaba ella: una hermosa estrella dorada brillando intensamente.
Mateo tomó la estrella entre sus manos y cerró los ojos con fuerza. Con todo su corazón, expresó su deseo de pacificar el mundo.
De repente, una luz cegadora envolvió a Mateo y cuando abrió los ojos, se encontraba en un lugar mágico lleno de colores brillantes y criaturas fantásticas. Era el Reino de la Armonía.
Allí conoció a la Reina Melodía, quien le explicó que para pacificar el mundo debía encontrar tres gemas mágicas: la gema del amor, la gema de la amistad y la gema de la comprensión. "Estas gemas están escondidas en diferentes partes del reino. Debes buscarlas y reunirlas para poder cumplir tu deseo"- dijo la Reina Melodía.
Entusiasmado, Mateo comenzó su búsqueda por las praderas encantadas en busca de la gema del amor. Ayudando a los animales heridos, demostrando compasión hacia ellos y compartiendo su alegría con todos los seres vivos que encontraba en su camino, finalmente encontró esa valiosa gema.
Luego partió hacia el Bosque Amigable en busca de la gema de la amistad. Allí hizo nuevos amigos entre las hadas y los duendes, ayudándolos a resolver conflictos y promoviendo el respeto mutuo. Finalmente logró encontrar esa preciosa gema también.
Por último, viajó hasta las Montañas Sabias para obtener la última gema: la gema de la comprensión. Escuchando atentamente a los sabios ancianos del lugar y aprendiendo sobre diferentes culturas y puntos de vista, Mateo adquirió el conocimiento necesario para comprender y aceptar a los demás.
Con las tres gemas en su poder, Mateo regresó al Reino de la Armonía. La Reina Melodía lo felicitó por su valentía y perseverancia, y le dijo que ahora tenía el poder de pacificar el mundo.
De vuelta en su pueblo, Mateo utilizó las enseñanzas adquiridas en sus aventuras para promover la paz entre las personas. Organizó talleres donde enseñaba a resolver conflictos de manera pacífica, fomentando el diálogo y la empatía.
Poco a poco, el pueblo comenzó a cambiar. Las peleas se convirtieron en conversaciones constructivas y todos aprendieron a escucharse unos a otros. La paz finalmente reinaba en cada rincón del lugar gracias al sueño y determinación de un pequeño niño llamado Mateo.
Y así fue como Mateo cumplió su deseo de pacificar el mundo, demostrando que con amor, amistad y comprensión se pueden lograr cosas maravillosas.
FIN.