Una aventura fantasmal



En una pequeña casa en las afueras de un pueblo llamado Villa Espíritu, vivía una familia muy especial. Los Rodríguez eran conocidos por ser los únicos habitantes del lugar que convivían con fantasmas.

Sí, así como lo lees, fantasmas. Pero no te asustes, estos no eran fantasmas normales y corrientes que asustaban a la gente, ¡no! Eran buenos amigos de la familia y siempre estaban dispuestos a ayudar en lo que fuera necesario.

-¡Buenos días, familia Rodríguez! -saludaba el fantasma más viejo y sabio de todos, el Abuelo Eulalio. -Buenos días, Abuelo Eulalio -respondían a coro los Rodríguez: mamá Clara, papá Juan y los hermanitos Martina y Lucas.

Un día, mientras la familia estaba cenando tranquilamente en la cocina, escucharon unos ruidos extraños provenientes del desván. -¿Qué será eso? -preguntó Martina con curiosidad. -Espera aquí, yo iré a ver -dijo valientemente Lucas mientras se levantaba de su silla.

Al subir al desván acompañado por el Abuelo Eulalio, descubrieron que uno de los fantasmas amigos de la familia estaba atrapado bajo una pila de libros antiguos que se habían caído accidentalmente. -¡Ayúdenme por favor! No puedo salir de aquí -exclamaba el pobre fantasma mientras intentaba liberarse sin éxito.

-Tranquilo amigo Fantasmín, te sacaremos de ahí en un abrir y cerrar de ojos -dijo Lucas con determinación. Juntos lograron apartar los libros y liberar al fantasma atrapado.

Agradecido, Fantasmín les contó que había estado buscando un antiguo mapa del tesoro perdido del pirata Barbanegra para devolvérselo a su descendiente vivo antes de partir al más allá. -¡Eso suena emocionante! ¿Podemos ayudarte a encontrarlo? -propuso entusiasmada Martina.

Y así comenzó una aventura inolvidable llena de misterios y acertijos por resolver. Recorrieron juntos cada rincón del pueblo siguiendo las pistas del mapa hasta llegar a un árbol centenario en el bosque encantado donde encontraron finalmente el tesoro perdido.

-¡Lo logramos! ¡Aquí está el tesoro tan ansiado! -exclamaron todos felices mientras abrían el cofre lleno de monedas de oro y joyas brillantes. El descendiente vivo del pirata Barbanegra apareció para recibir su herencia perdida y agradecerles por haberla recuperado.

Con lágrimas en los ojos les dijo:-Gracias querida familia Rodríguez y amigos fantasmas por devolverme esta parte importante de mi historia familiar. Nunca olvidaré lo que han hecho por mí.

Después de esa gran hazaña, los Rodriguez se convirtieron en héroes tanto para los habitantes del pueblo como para sus amigos fantasmas. La amistad entre vivos e invisibles demostró que juntos podían lograr cosas maravillosas si trabajaban en equipo y se apoyaban mutuamente sin importar las diferencias ni las apariencias externas.

Y colorín colorado este cuento ha terminado pero nuestra amistad continuará por siempre jamás.

FIN.

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