Una aventura inesperada



Había una vez en un bosque encantado, una niña llamada Caperucita Roja, quien vivía con su madre en una pequeña casa al borde del bosque. Un día, la mamá de Caperucita le pidió que llevara una cesta de comida a su abuelita, que vivía al otro lado del bosque. "Cuida de no desviarte del camino y no hables con extraños", le advirtió su madre. Caperucita asintió y emprendió su camino hacia la casa de su abuelita.

Mientras tanto, en lo más profundo del bosque, el Lobo Feroz acechaba con hambre, buscando algo para saciar su apetito. De repente, divisó a Caperucita caminando sola. Decidió acercarse sigilosamente y aprovechar la oportunidad para satisfacer su hambre. "Hola, pequeña Caperucita, ¿a dónde te diriges tan aprisa?" dijo el lobo con una sonrisa maliciosa. "Voy a visitar a mi abuelita, que vive al otro lado del bosque", respondió Caperucita inocentemente.

El Lobo, con astucia, le dio indicaciones falsas para llegar más rápido, con la intención de llegar antes que ella. Caperucita, confiada en las indicaciones del Lobo, siguió el camino, sin sospechar las intenciones del astuto animal. Mientras tanto, el Lobo corrió a la casa de la abuelita y la engañó para que le dejara entrar, disfrazándose de Caperucita. Una vez dentro, el Lobo se dispuso a esperar a su presa.

Por otro lado, Caperucita comenzó a darse cuenta de que algo no estaba bien, pero siguió adelante con valentía. Cuando llegó a la casa de su abuelita, tocó a la puerta y el Lobo, haciéndose pasar por la abuelita, la invitó a entrar. Al entrar, Caperucita notó que la —"abuelita"  tenía los ojos muy brillantes y los dientes afilados. En ese momento, recordó las enseñanzas de su madre sobre los peligros de los extraños y decidió actuar con astucia.

"Abuelita, ¿por qué tienes los ojos tan grandes?" preguntó Caperucita. "Es para verte mejor, querida", respondió el Lobo tratando de disimular su verdadera identidad. Caperucita, sin perder la calma, le pidió al Lobo que abriera la ventana para que entrara más luz. Al hacerlo, la luz del sol reveló la verdadera identidad del Lobo. Caperucita, con rapidez, empujó al Lobo fuera de la casa y lo encerró en el cobertizo.

Finalmente, Caperucita liberó a su abuelita y juntas llamaron a los guardabosques, quienes se llevaron al Lobo Feroz lejos del bosque. Desde ese día, Caperucita aprendió la importancia de ser precavida y no confiar en extraños, y nunca más se desvió del camino hacia la casa de la abuelita. El Lobo, por su parte, aprendió la lección y prometió cambiar su forma de actuar.

Y así, Caperucita y el Lobo, a pesar de su inesperado encuentro, encontraron la manera de resolver sus diferencias y vivir en armonía en el bosque, recordando siempre la importancia de la precaución y la bondad.

FIN.

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