Una Aventura Inolvidable


En el Jardín de Infantes —"D" , ubicado en el corazón de la ciudad, vivían los niños más traviesos y curiosos de todo el barrio. Entre ellos se encontraban Mili, Juanito, Toto, Vale y Luli, un grupo inseparable de amigos que siempre estaban en busca de nuevas aventuras.

Un día, la maestra Elena les propuso realizar un proyecto fantástico: crear un jardín de flores para embellecer el patio del jardín. Los niños se entusiasmaron muchísimo con la idea y, sin perder un segundo, se pusieron manos a la obra.

"Chicos, necesitamos pensarlo bien. ¿Qué tipos de flores vamos a plantar?", preguntó Mili, la más organizada del grupo.

"¡Yo quiero plantar margaritas! Son tan lindas y huelen muy bien", exclamó Vale con entusiasmo.

"Buenísimo, yo voy a tomar el cuidado de las rosas. Son elegantes y coloridas", agregó Juanito con una sonrisa.

Toto, el pequeño granjero del grupo, propuso plantar girasoles, mientras que Luli se ilusionaba con tener tulipanes de todos los colores.

Con mucho esmero y dedicación, los niños comenzaron a preparar la tierra, a sembrar las semillas y a regarlas con cuidado todos los días. Pasaron semanas llenas de trabajo en equipo, risas, y complicidad. Pero, de repente, algo inesperado sucedió.

Una fuerte tormenta azotó la ciudad, trayendo consigo lluvias interminables que inundaron el jardín. Los niños se entristecieron al ver cómo su esfuerzo se veía amenazado por el agua.

"¡No podemos permitir que nuestras flores se arruinen! Debemos hacer algo", exclamó Mili con determinación.

Los niños decidieron actuar rápidamente y, con la ayuda de sus familias y de la maestra Elena, crearon un sistema de drenaje para salvar las plantas del jardín. Todos trabajaron juntos, codo a codo, hasta que finalmente lograron salvar las flores.

Después de tanto esfuerzo, el jardín floreció como nunca antes, llenando el patio del jardín de colores y aromas maravillosos. Los niños descubrieron que, a pesar de los contratiempos, siempre se podían superar los desafíos si se trabajaba en equipo y con determinación.

Y así, el Jardín de Infantes —"D"  se convirtió en un lugar aún más especial, donde florecían no solo las plantas, sino también la amistad, el compañerismo y la solidaridad entre todos sus pequeños habitantes.

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