Una Aventura Musical



Había una vez en una hermosa selva de Argentina, cuatro capibaras soñadoras llamadas Lisa, Rose, Jeni y Jisoo. A ellas les encantaba cantar y bailar, por lo que pasaban horas practicando sus coreografías y componiendo canciones originales.

Un día, mientras ensayaban en la orilla del río, un pájaro carpintero que pasaba volando se detuvo a escucharlas.

"¡Qué hermoso! ¿Quieren participar en el gran festival de música de la selva?" - preguntó el pájaro emocionado.

Las capibaras se miraron emocionadas.

"¿Crees que podríamos ser parte del festival?" - preguntó Jeni, con sus ojos brillantes de ilusión.

"¡Por supuesto! Pero deben prepararse muy bien, el festival tendrá muchos participantes y necesitamos una gran actuación para destacar!" - contestó el pájaro carpintero.

Así que las cuatro capibaras se pusieron a trabajar. Practicaban todos los días, creando una espectacular rutina de baile, con pasos sencillos pero llenos de energía.

Una tarde, mientras ensayaban, Jisoo tropezó y cayó al suelo.

"¡Ay! No puedo seguir, soy muy torpe para esto." - exclamó, desanimada.

"No digas eso, Jisoo. Todos fallamos a veces. Lo importante es levantarse y seguir intentándolo!" - le dijo Rose, mientras le tendía una pata.

"Además, cada uno tiene algo único que aportar. Tu forma de bailar es diferente y eso es genial!" - agregó Lisa.

Con esas palabras, Jisoo se sintió mejor y decidió seguir practicando. Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha del festival, comenzó a sentir que no eran lo suficientemente buenas. {

"Quizás deberíamos rendirnos. Tal vez no estemos listas para esto." - murmuró Jeni, cabizbaja.

"¡No! Aquí se viene la parte más importante!" - dijo Lisa con firmeza. "Debemos creer en nosotras mismas. Si trabajamos en equipo, ¡podemos lograrlo!"

Finalmente, llegó el día del festival. La selva estaba llena de animales emocionados por las actuaciones. Las capibaras estaban nerviosas, pero decidieron salir al escenario.

Cuando comenzaron a cantar, el público se quedó boquiabierto. Los movimientos de baile eran divertidos, y la melodía alegraba a todos. Jisoo brilló en su parte, y fue entonces cuando comprendieron que sus diferencias las hacían especiales.

Al final de la actuación, todos los animales aplaudieron y vitorearon.

"¡Bien hecho!" - gritó el pájaro carpintero.

Pero lo más sorprendente fue que un grupo de ranas, emocionadas por su actuación, les entregaron el premio a la mejor presentación.

"¡No lo puedo creer! ¡Ganamos mientras disfrutábamos!" - expresó Rose, con gran alegría.

"Esto es solo el comienzo. Sigamos haciendo música juntas!" - dijo Jeni, llena de entusiasmo.

Y así, las cuatro capibaras continuaron su travesía musical, inspirando a otros animales a explorar su creatividad y trabajar en equipo, demostrando que no importaba cuán diferentes fueran, siempre podían lograr cosas increíbles.

Cada vez que se veían en el río, recordaban su actuación y sonreían, sabiendo que juntas eran fuertes y podían conquistar cualquier desafío que se les presentara.

FIN.

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