Una aventura para salvar el agua



En una hermosa comunidad llamada Jaén, al pie de las montañas, vivía un nativo llamado Manari y su pequeño hijo, Taita.

Juntos, disfrutaban de la pureza y la abundancia de su río Amojú, que proveía alimento y alegría a toda la comunidad. Sin embargo, un día, los pobladores notaron que el agua del río se volvía cada vez más sucia, contaminada por desechos y basura. Manari y Taita decidieron emprender una valiente aventura para salvar a su amado río.

"Papá, ¿qué le pasa a nuestro río?", preguntó Taita con tristeza. "El río está enfermo, hijo. Tenemos que hacer algo para ayudarlo", respondió Manari con preocupación.

Decididos a encontrar una solución, padre e hijo se embarcaron en un viaje para hablar con los espíritus de la naturaleza. En su travesía, se encontraron con la poderosa jaguar Aulli, quien les advirtió sobre la importancia de enseñar a los demás a cuidar el río.

"Debemos educar a todos para que entiendan la importancia de mantener el río limpio", dijo Manari. Con determinación, Taita se convirtió en un pequeño activista, recorriendo cada rincón de Jaén para hablar con los habitantes y sensibilizarlos sobre la conservación del río Amojú.

Con ingenio, Taita utilizó canciones, juegos y cuentos para transmitir su mensaje. Pronto, los pobladores comenzaron a comprender la importancia de cuidar el río y se unieron a la causa.

Juntos, limpiaron las orillas, plantaron árboles a su alrededor y se comprometieron a no arrojar basura al agua. Con el esfuerzo de todos, el río Amojú recuperó su vitalidad y pureza. La comunidad celebró con una gran fiesta, agradeciendo a Taita por su valiente liderazgo.

El río, ahora limpio y radiante, continuó siendo fuente de vida y alegría para todos. Manari y Taita se abrazaron con orgullo, sabiendo que juntos habían logrado un cambio positivo para su hogar y su querido río Amojú.

FIN.

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