Una Aventura Real


Había una vez un reino muy lejano donde vivían la Reina Mami y el Príncipe Papi a Caballo. Un día, mientras paseaban por el bosque, escucharon unos gritos desesperados que venían del río de lava cercano.

- ¡Tenemos que ayudar! -exclamó la Reina Mami. - Claro, mi amor. Vamos a ver qué pasa -respondió el Príncipe Papi a Caballo. Cuando llegaron al río, encontraron a dos abuelitos varados en una pequeña isla rodeada de lava ardiente.

Además, unos monstruos extraños estaban acercándose cada vez más con intenciones malvadas. - ¿Cómo vamos a cruzar? ¡Es imposible! -dijo la Reina Mami preocupada. - No te preocupes mi amor, yo tengo una idea -respondió el Príncipe Papi a Caballo.

El joven príncipe sacó su lanza mágica y comenzó a agitarla con fuerza hasta que apareció un puente mágico sobre la lava ardiente.

Los abuelitos subieron al caballo del príncipe y juntos cruzaron hacia la orilla segura del otro lado del río. Pero los monstruos no se dieron por vencidos y comenzaron a perseguirlos sin descanso. La Reina Mami sacó su varita mágica y lanzó hechizos para detenerlos pero eran demasiados y parecían invencibles.

Entonces el Príncipe Papi recordó algo importante: "No podemos rendirnos nunca, siempre hay una forma de ganar". Y con esa convicción, tomó su lanza mágica y comenzó a enfrentarlos uno por uno.

La Reina Mami lo apoyaba con sus hechizos mientras los abuelitos alentaban desde lejos. La batalla se prolongó por un buen rato y parecía que no iba a tener fin. Pero el Príncipe Papi no bajaba los brazos, seguía luchando con valentía y astucia.

Finalmente, logró derrotar al último monstruo y la paz volvió a reinar en el bosque. - ¡Lo logramos! -exclamaron todos juntos.

Los abuelitos estaban muy agradecidos y emocionados por haber sido salvados de los peligros del río de lava gracias a la ayuda del Príncipe Papi a Caballo y la Reina Mami. Y ellos aprendieron una gran lección: nunca hay que rendirse ante las dificultades porque siempre hay una forma de superarlas si se tiene valentía, astucia y perseverancia.

Desde ese día, todos vivieron felices para siempre en el reino mágico donde reinaba la amistad, el amor y la solidaridad.

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