Una Aventura Valiente


Era un día soleado en el pequeño pueblo donde vivían Francesco y Giulia. Los dos hermanos estaban emocionados porque iban a ir al cumpleaños de su abuelo.

- Giulia, ¿ya preparaste el regalo para el abuelo? - preguntó Francesco mientras se ponía los zapatos. - Sí, le hice una tarjeta con muchos colores y le compré una pelota de fútbol nueva - respondió Giulia con entusiasmo.

Los dos salieron corriendo hacia la casa del abuelo, que estaba justo al otro lado del parque. Cuando llegaron, vieron que había mucha gente reunida cantando "Feliz Cumpleaños". El abuelo estaba sentado en una silla con una sonrisa enorme en su rostro.

- ¡Feliz cumpleaños abuelo! - gritaron los niños mientras se acercaban para darle un fuerte abrazo. El abuelo agradeció a todos por venir y les dijo que estaba muy feliz de tenerlos allí.

Después de comer pastel y jugar juegos divertidos, los niños decidieron darle su regalo al abuelo. - Abuelito, te hicimos esta tarjeta para ti - dijo Giulia entregándole la colorida tarjeta hecha a mano. El abuelo se emocionó tanto que sus ojos se llenaron de lágrimas mientras leía las palabras escritas por sus nietos.

Luego recibió la pelota de fútbol con mucho entusiasmo. - Gracias chicos, esto es maravilloso - dijo el abuelito emocionado. Pero entonces ocurrió algo inesperado: la pelota se escapó de las manos del abuelo y rodó por la calle.

- ¡Oh no! - gritaron los niños mientras corrían detrás de la pelota. La pelota rodó cuesta abajo hasta el final de la calle, donde había un edificio abandonado.

Los niños se detuvieron en seco cuando vieron que la puerta del edificio estaba abierta. - ¿Qué hacemos ahora? - preguntó Giulia con miedo. Francesco pensó por un momento y luego dijo:- Debemos recuperar nuestra pelota, pero primero debemos asegurarnos de que sea seguro entrar allí.

Los dos hermanos entraron al edificio oscuro y silencioso con mucho cuidado. Cuando llegaron al final del pasillo, encontraron su pelota justo en el medio de una habitación enorme llena de polvo y telarañas.

Pero entonces escucharon ruidos extraños provenientes del otro lado de la habitación. Era como si alguien estuviera caminando hacia ellos. Los niños se asustaron muchísimo, pero Francesco recordó lo que les había enseñado su padre sobre cómo mantenerse seguros en situaciones difíciles.

- Debemos ser valientes y pensar con claridad - dijo Francesco tranquilamente a su hermana-. Vamos a salir juntos lentamente sin hacer ruido para no llamar la atención de quien sea que esté allí afuera.

Los dos salieron corriendo hacia la salida tan rápido como pudieron sin mirar atrás. Cuando llegaron afuera, respiraron profundamente aliviados porque habían logrado escapar ilesos. De regreso en casa del abuelo, los niños contaron todo lo ocurrido mientras sus padres escuchaban atentamente.

Todos estaban muy orgullosos de la valentía y el ingenio que habían demostrado los dos hermanos. - Chicos, estoy muy feliz de que hayan recuperado su pelota - dijo el abuelo con una sonrisa-. Pero lo más importante es que están a salvo.

Eso es lo que realmente importa. Los niños se sintieron felices por haber hecho algo bueno en un día tan especial y aprendieron una lección importante sobre cómo mantenerse seguros en situaciones difíciles.

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