Una escalera en el bosque



Era un hermoso día en el bosque de Entre Ríos. Los árboles estaban llenos de hojas verdes, y los pájaros cantaban alegres melodías. En medio de esa naturaleza espléndida, una escalera de madera apareció de la nada, apoyada contra un viejo roble. Nadie sabía de dónde venía, pero todos en el bosque estaban llenos de curiosidad.

Los habitantes del bosque se reunieron alrededor de la escalera. Había un conejo llamado Toto, una tortuga llamada Lila y un zorro astuto llamado Fito.

"¡Miren, miren! ¿Qué creen que habrá arriba de la escalera?", preguntó Toto, saltando de emoción.

"Quizás haya frutas deliciosas o un mundo mágico", sugirió Lila, mientras observaba la escalera con sus grandes ojos.

"O tal vez un lugar para descansar de todos ustedes", bromeó Fito, riendo con su cola levantada.

La curiosidad aumentaba, y pronto Toto decidió que debía ser el primero en subir.

"¡Yo voy a descubrir qué hay arriba!", dijo con valentía.

"Espera un momento, Toto", dijo Lila. "Tal vez deberíamos pensar en esto. No sabemos si es seguro".

"¡Vamos, Lila! La aventura nos está llamando", insistió Toto, y comenzó a trepar por los escalones. Uno, dos, tres... cuando llegó al último escalón, se asomó y vio un paisaje diferente, lleno de colores vibrantes y flores que nunca había visto.

"¡Chicos, hay algo increíble aquí! ¡Bajen!", gritó emocionado.

Fito y Lila, aunque un poco más cautelosos, decidieron seguirlo. Subieron la escalera y, al llegar arriba, se encontraron con un mundo lleno de criaturas fantásticas: pájaros de plumas brillantes, mariposas de colores que danzaban en el aire y un jardín de frutas gigantes.

"¡Esto es magnífico!", exclamó Fito. "¿Quién lo habría imaginado?".

"Pero... ¿qué hacemos aquí?", preguntó Lila, un poco preocupada. "No deberíamos separarnos del bosque".

De repente, un pequeño duende apareció. Tenía una gorra roja y una gran sonrisa.

"Hola, amigos del bosque. Soy Pipo, el guardián de este lugar mágico. ¿Disfrutan de mi jardín?"

"¡Es hermoso!", dijo Toto. "Pero... ¿cómo es que llegamos aquí?".

"A través de esa escalera, que solo aparece cuando alguien de buen corazón está listo para una aventura", explicó Pipo. “Sin embargo, deben recordar que no pueden quedarse para siempre. El bosque los necesita.”

Los amigos se miraron preocupados. No querían irse, ¡pero también sabían que su hogar era el bosque!"¿No podemos hacer algo para divertirnos aquí y en el bosque?", preguntó Lila con su tono dulce.

Pipo sonrió.

"Claro que sí. ¡Podemos tener un gran picnic en el bosque! Pueden llevarse algunas de estas frutas mágicas, y haremos un festín juntos".

Así que, con la ayuda de Pipo, llenaron sus mochilas con frutas brillantes y bajaron la escalera hacia el bosque. Una vez en casa, organizaron un gran picnic bajo el viejo roble, invitando a todos los animales del bosque.

"¡Este es el mejor día de nuestras vidas!", gritó Toto mientras mordía una fruta que hizo estallar un dulce sabor en su boca.

"Me alegra que ustedes hayan venido", dijo Pipo, que se había unido a ellos. "¿No es lindo compartir aventuras y momentos con amigos?".

Desde ese día, la escalera apareció cada vez que había un nuevo amigo en el bosque. Y así, Toto, Lila y Fito aprendieron que a veces, las mejores aventuras son aquellas que viven juntos, y que siempre se puede encontrar un lugar para compartir la alegría con los que amas.

Y cuando las noches caían, la luciérnaga más brillante del bosque iluminaba el camino de regreso a casa, recordándoles que la verdadera magia no está solamente en los lugares especiales, sino en las amistades que creamos.

Y así, la escalera en el bosque se convirtió en un símbolo de la exploración, la amistad y la diversión compartida, dejando una sonrisa en los rostros de todos los que vivían en el maravilloso bosque de Entre Ríos.

FIN.

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