Una Estancia Muy Lejana
En una estancia muy lejana, rodeada de extensos campos verdes y una brillante laguna, vivía una gallinita llamada Tiqui. Tiqui era pequeña, pero su corazón era enorme. Siempre soñaba con conocer el mundo más allá de la estepa donde vivía, pero era bastante miedosa y no se atrevía a alejarse de su hogar.
Un día, mientras picoteaba en busca de granos, escuchó unas risas que venían de la laguna. Curiosa, decidió acercarse. Allí encontró a un tortugo llamado Tutú. Era un tortugo muy particular, siempre contaba chistes y hacía bromas que hacían reír a todos los animales que pasaban.
"¡Hola, Tiqui!", gritó Tutú con su voz divertida. "¿Sabías que la tortuga siempre llega tarde porque su reloj va a paso de tortuga?".
Tiqui no pudo evitar reírse. "¡Esa es buena, Tutú! Nunca había conocido a una tortuga tan divertida como vos".
A partir de ese día, Tiqui y Tutú se hicieron grandes amigos. Cada vez que la gallinita sentía miedo o inseguridad, Tutú encontraba una broma que la hacía reír y la animaba a salir de su cascarón de confort.
Un día, Tutú le propuso a Tiqui una aventura. "¿Por qué no venís a nadar conmigo en la laguna? No hay nada que temer. ¡Es muy divertido!". Tiqui, a pesar de su temor al agua, se sintió emocionada por la idea de una aventura. "Bueno, ¡vamos!".
Así que se acercaron a la orilla de la laguna. Tiqui miró el agua cristalina, pero en su corazón sentía un nudo. "No sé si puedo, ¡el agua es muy profunda!".
"¡Solo hay que intentarlo!", la alentó Tutú. "Recordá, lo que importa es intentarlo. Si no te gusta, siempre podés volver".
Tiqui respiró profundo, cerró los ojos y se lanzó, chapoteando un poco al principio. Para su sorpresa, ¡nadar era mucho más fácil de lo que pensaba! Comenzó a disfrutar la frescura del agua y a reír junto a Tutú. "¡Mirá, estoy nadando!".
Los días pasaron y cada vez era más común ver a Tiqui nadando en la laguna y bromeando con Tutú. Sin embargo, una tarde el cielo se oscureció rápidamente, y una fuerte tormenta comenzó a azotar la estancia. Tiqui, asustada, corrió hacia la cabaña, pero se dio cuenta de que en la laguna, Tutú podría estar en problemas.
"¡Tutú!", llamó Tiqui, pero el viento y la lluvia hacían difícil escuchar. Sin pensarlo dos veces, buscó una manera de cruzar la tormenta para ayudar a su amigo.
Cuando llegó a la laguna, vio a Tutú luchando contra las olas. "¡Tutú! ¡Agárrate! ¡Voy a ayudarte!". Juntas, con esfuerzo, lograron regresar a la orilla.
Una vez a salvo, entre risas nerviosas y gratitud, Tutú le dijo: "¡No puedo creer que te atreviste a venir en medio de la tormenta! ¡Eres más valiente de lo que pensabas!".
"Me di cuenta de que la amistad nos da fuerzas. No estaba sola, estaba contigo", respondió Tiqui.
A partir de ese día, Tiqui no solo se hizo más valiente, sino que también aprendió lo valioso de la amistad y que siempre es bueno apoyarse en los amigos cuando más lo necesitas. Y así, en la estancia muy lejana, se contaron historias acerca de la gallinita valiente y su tortugo bromista, que juntos se enfrentaron a sus miedos y aprendieron a disfrutar de cada aventura.
FIN.