Una Fiesta de Cumpleaños Especial



En la colorida ciudad de Aguachica, las hermanas Fátima y Fátima, cada una con una personalidad distintiva, estaban emocionadas porque se acercaba el cumpleaños de su mejor amiga, Gabriella, que cumplía 8 años.

Fátima, la mayor, era una niña llena de ideas brillantes y siempre estaba lista para hacer algo divertido. Por otro lado, la pequeña Fátima, de solo 1 año, miraba a su hermana mayor con admiración, aunque a veces no entendía del todo qué estaba sucediendo a su alrededor.

Un día, mientras jugaban en el parque, Fátima, la de 7 años, tuvo una idea brillante.

"¡Vamos a hacer una fiesta sorpresa para Gabriella!" - exclamó emocionada.

La pequeña Fátima sonrió y dio palmaditas, disfrutando del entusiasmo de su hermana, aunque lo único que realmente quería era jugar con la tierra.

Fátima se puso a pensar en todos los preparativos.

"Necesitamos globos, una torta y muchos dulces. ¡Uff! Puedo pedirle ayuda a mamá, y podemos invitar a todos nuestros amigos" - dijo mientras saltaba de alegría.

Unos días después, llevaron a cabo su plan. Con la ayuda de su mamá, compraron colores y globos, además de una rica torta de chocolate. La pequeña Fátima ayudaba en lo que podía, aunque solo podía sostener un globo mientras se reía y balbuceaba.

El día de la fiesta llegó, y Fátima estaba más emocionada que nunca.

"¡Llegó el gran día!" - le dijo a su hermana, mientras preparaban todo en el jardín de su casa.

Pero al poco rato, ocurrió algo inesperado. Cuando estaban escondidos detrás de un arbusto, esperaban que Gabriella llegara. Fátima escuchó a lo lejos un llanto.

"¿Escuchaste eso?" - preguntó a su hermana.

"Sí, parece que alguien está triste" - respondió Fátima, la mayor.

"Vamos a ver" - insistió, decidida a ayudar.

Ambas corrieron hacia el sonido y encontraron a una niña en el parque.

"¿Por qué llorás?" - preguntó Fátima, acercándose con su compasión habitual.

"Perdí mi peluche, lo dejé caer mientras jugaba..." - respondió la niña entre sollozos.

Fátima decidió que debían ayudar a la niña.

"No te preocupes, vamos a buscarlo juntos" - dijo con una sonrisa.

Las tres se pusieron a buscar por todo el parque, mientras la pequeña Fátima gateaba y miraba a su alrededor. Después de un rato, lograron encontrar el peluche atrapado en una rama.

"¡Lo encontramos!" - gritó Fátima, saltando de alegría.

La niña sonrió y las abrazó agradecida.

"Gracias, chicas. Son unas verdaderas amigas" - dijo, limpiándose las lágrimas.

"Ahora sí podemos ir a nuestra fiesta de cumpleaños" - dijo Fátima, recordando que debían volver.

Cuando regresaron, todas las amigas de Gabriella ya estaban esperando. Fátima, la mayor, se sintió orgullosa por haber ayudado a la niña, y decidió compartir ese momento con Gabriella.

"¡Sorpresa!" - gritaron todas las amigas, cuando Gabriella entró al jardín.

La fiesta comenzó con juegos, música y mucha diversión. Fátima, la mayor, no solo había organizado una celebración para su amiga, sino que había aprendido que ayudar a otros también puede ser una gran aventura.

"Gracias Fátima, por hacer esto para mí" - dijo Gabriella, mientras soplaba las velitas de su torta.

"Siempre estaré para ayudar a mis amigas" - respondió con una gran sonrisa.

Así, la fiesta se transformó en un festín de risas, dulces y importantes lecciones sobre la amistad y la solidaridad. La pequeña Fátima, con su inocente alegría, hacía que cada momento de la fiesta fuera aún más especial.

Al final del día, mientras la noche caía, Fátima abrazó a su hermana y le dijo:

"Hoy fue un día perfecto, ayudamos a una nueva amiga y celebramos a Gabriella. ¡Esto es lo que más me gusta de cumplir años!"

La pequeña Fátima sonrió, aún sin comprender del todo, pero disfrutando del amor y la felicidad que las rodeaba. Desde entonces, en Aguachica, cada cumpleaños se convirtió en una oportunidad para ayudar y celebrar juntos, recordando que la amistad es uno de los tesoros más valiosos.

FIN.

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