Una historia de aceptación



Iago era un niño con mucha energía, siempre estaba en movimiento y le resultaba difícil concentrarse en la escuela. Sus compañeros de clase, al no entender su comportamiento, solían rechazarlo y burlarse de él.

Esto entristecía mucho a Iago, quien anhelaba encajar y tener amigos. Un día, la directora de la escuela les informó a todos que iban a tener una nueva maestra, la superprofe, que vendría a ayudar a los niños con necesidades especiales.

La superprofe, o como realmente se llamaba, la profesora Ana, era una persona amorosa, comprensiva y llena de paciencia. Ella sabía cómo tratar a los niños con TDAH y otros desafíos similares. Al conocer a Iago, la profesora Ana notó su potencial.

Decidió implementar en su clase nuevas dinámicas de aprendizaje que permitieran a Iago moverse cuando lo necesitara, siempre y cuando no interrumpiera a sus compañeros.

Además, enseñó a sus alumnos sobre el TDAH, fomentando la comprensión y el respeto hacia las diferencias de los demás. Poco a poco, gracias a la dedicación de la superprofe y la comprensión de sus compañeros, Iago comenzó a sentirse más aceptado. Sus compañeros dejaron de rechazarlo y, en cambio, lo incluyeron en sus juegos y actividades.

Iago, emocionado, les demostró que, a pesar de sus dificultades, era un niño lleno de talento, creatividad y alegría. Juntos, vivieron aventuras emocionantes en la escuela y descubrieron la importancia de la empatía y la inclusión.

Iago finalmente encontró su lugar en el grupo, gracias a la ayuda de la superprofe y al apoyo de sus compañeros.

FIN.

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