Una Historia de Amistad
Había una vez tres cerditos que vivían juntos en un hermoso bosque. Se llamaban Chanchito, Porotito y Pancita.
Cada uno de ellos construyó su propia casita: Chanchito hizo la suya de paja, Porotito la construyó con palitos y Pancita decidió hacerla de ladrillos. Un día, el lobo feroz llegó al bosque y vio las casitas de los cerditos. Se acercó a la casita de paja y dijo: "¡Chanchito, ábreme la puerta!".
"¡No, no te dejaré entrar!", respondió valientemente Chanchito. El lobo sopló con fuerza y la casa se derrumbó. Asustado, Chanchito corrió hacia la casa de Porotito. El lobo lo siguió y golpeó la puerta.
"¡Porotito, ábreme la puerta!", rugió el lobo. "¡Ni loco! ¡Vete lejos!", contestó Porotito temblando. El lobo sopló con más fuerza esta vez, pero la casa de palitos resistió un poco más antes de caerse.
Los dos cerditos asustados corrieron hacia la casa de Pancita en busca de refugio. Cuando el lobo llegó allí y golpeó la puerta, Pancita respondió desde adentro: "¿Quién es?". El lobo intentando sonar amigable dijo: "Soy tu vecino el Lobo Feroz".
Pero Pancita desconfiaba del lobo y le dijo: "Lo siento señor Lobo, pero no abriré a nadie".
El astuto lobo pensó por un momento y decidiendo cambiar su estrategia le dijo a Pancita: "Comprendo tus dudas después de lo que hice con tus amigos. Pero he cambiado, ahora quiero ser amigo tuyo. " Pancita notando algo diferente en las palabras del lobo preguntò desde adentro: "¿Cómo puedo confiar en ti?".
El Lobo Feroz entonces propuso ayudar a reconstruir las casas destrozadas por él mismo como muestra sincera de arrepentimiento por sus acciones pasadas. Durante días trabajaron juntos para levantar nuevas casas más fuertes que las anteriores.
A medida que trabajaban juntos, el Lobo Feroz demostraba ser realmente amable y dispuesto a cambiar su forma malvada anterior. Los cerditos aprendieron que todos merecen una segunda oportunidad si están dispuestos a cambiar sinceramente.
Desde ese día en adelante los cuatro amigos compartieron muchas aventuras juntos en el bosque sin temor alguno ya que habían encontrado una verdadera amistad basada en el perdón y la redención.
FIN.