Una historia de amistad incondicional
Había una vez un pequeño perrito llamado Milo que vivía solo y abandonado en las calles de la ciudad. Nadie se preocupaba por él, y Milo se sentía muy triste y solitario.
Un día, mientras caminaba por la calle buscando algo de comida, Milo vio a un gatito negro acercándose. El gato tenía los ojos grandes y brillantes, y parecía muy amistoso. —"Hola" , dijo el gato con una sonrisa. "Mi nombre es Michigan.
¿Cómo estás?"Milo estaba sorprendido. Nunca había hablado con un gato antes. "Estoy bien", respondió Milo tímidamente. "Pero estoy solo y triste". Michigan miró a su alrededor y vio que Milo no tenía ningún hogar ni familia.
"Eso no está bien", dijo Michigan con determinación. "No puedes estar solo en la vida". Michigan decidió adoptar a Milo como si fuera su hermano menor, aunque fueran diferentes especies animales.
Desde ese momento, Michigan y Milo se convirtieron en los mejores amigos del mundo animal. Juntos jugaron durante horas en el parque cercano: corrían detrás de las hojas que volaban por el aire, saltaban sobre charcos de agua después de cada lluvia e incluso cazaban mariposas juntos.
"¡Esto es tan divertido!", exclamó Milo mientras perseguía a Michigan alrededor del árbol más grande del parque. "¡Sí! ¡Somos el mejor equipo!", respondió Michigan riendo felizmente. Además de jugar juntos todo el tiempo, también comían juntos todos los días.
Compartían su comida e incluso dormían juntos en una caja de cartón que encontraron debajo de un árbol. "Me siento tan afortunado de tenerte como amigo", dijo Milo un día mientras se recostaba junto a Michigan.
"Yo también me siento muy afortunado", respondió Michigan. "Eres mi mejor amigo". Un día, mientras caminaban por el parque, vieron a una familia que estaba buscando un nuevo animal para adoptar. Michigan y Milo se acercaron tímidamente y comenzaron a jugar con los niños.
La familia quedó encantada con la amistad entre el gato y el perro, así que decidieron adoptarlos juntos para darles un hogar amoroso donde nunca más estarían solos ni tristes.
Desde ese momento, Michigan y Milo vivieron felices para siempre en su nuevo hogar. Aprendieron que no importa qué especie o raza eres, lo importante es tener amigos y amor en tu vida.
FIN.