Una historia de amistad y adopción



En un hermoso barrio rodeado de árboles y flores vivía Martina, una niña curiosa y alegre que siempre soñaba con tener una mascota.

Un día, mientras paseaba por el parque, vio a un gatito blanco con manchas grises jugando en el césped. Martina se acercó despacito y el gatito la miró con ojos brillantes. -¡Hola! ¿Quieres ser mi amiguito? -dijo Martina con una sonrisa. El gatito empezó a ronronear y se acercó aún más.

Desde ese momento, Martina supo que había encontrado a su fiel compañero. Lo llamó Copito por su pelaje suave como la nieve. Martina y Copito se volvieron inseparables.

Juntos jugaban en el jardín, se echaban largas siestas al sol y exploraban cada rincón del barrio. Copito era travieso pero cariñoso, siempre estaba al lado de Martina cuando ella lo necesitaba. Un día, mientras paseaban por el bosque cercano, escucharon un maullido lastimero proveniente de unos arbustos.

Al acercarse, encontraron a Luna, una gatita negra asustada y sola. -¡Pobrecita! ¿Qué te pasó? -preguntó Martina con tristeza en sus ojos. Luna les contó que se había perdido de su familia y no sabía cómo regresar a casa.

Sin dudarlo, Martina decidió llevarla consigo para cuidarla hasta encontrar a sus dueños. Los días pasaron y Luna se convirtió en parte de la pequeña familia junto a Copito y Martina.

Los tres eran muy felices juntos; jugaban todo el día, dormían abrazados por las noches y exploraban nuevos lugares llenos de aventuras. Una tarde soleada, mientras descansaban bajo un árbol gigante, escucharon risas a lo lejos. Era un grupo de niños del barrio que buscaban nuevas mascotas para adoptar.

-¡Miren qué lindos gatitos! -exclamaron los niños al ver a Luna y Copito junto a Martina. Martina sonrió feliz al ver la emoción en los ojos de los niños al conocer a sus queridas mascotas.

Sabía que Luna encontraría una nueva familia que la cuidaría tanto como ella lo hizo desde el primer día. Entonces propuso:-¿Por qué no organizamos una feria de adopción para ayudar a más animalitos como Luna? Los niños asintieron emocionados ante la idea.

Juntos planearon una gran feria donde otros animales sin hogar pudieran encontrar familias amorosas que los cuidaran para siempre.

Y así fue como Martina, Copito y Luna ayudaron a muchos animalitos a encontrar un hogar lleno de amor y alegría gracias al espíritu solidario de todos los vecinos del barrio.

FIN.

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