Una historia de amistad y superación
Lana, la pequeña perra poodle blanca, siempre había sido la compañera inseparable de Marcelo. Juntos habían vivido innumerables aventuras y se habían consolado mutuamente en los momentos difíciles. Sin embargo, un día Marcelo recibió la noticia de que debía viajar a otra ciudad para estudiar en la universidad. Lana y Marcelo se miraron tristemente, sabiendo que se extrañarían mucho.
Los días pasaron, y Marcelo se esforzaba por concentrarse en sus estudios, pero no podía evitar sentir un enorme vacío en su corazón. Mientras tanto, Lana pasaba sus días recorriendo el patio trasero, buscando a su amigo por todos lados. Ambos ansiaban estar juntos de nuevo, pero la distancia parecía un obstáculo insuperable.
Un día, Marcelo recibió una llamada inesperada. Era su vecino, quien le contó que Lana se escapaba constantemente de casa y lo buscaba desesperadamente. Preocupado, Marcelo decidió regresar a casa para ver a su amiga peluda. Al reencontrarse, Lana saltaba emocionada y movía su cola con tanta fuerza que Marcelo pensó que iba a despegar del suelo. Fue en ese momento que Marcelo entendió que, al igual que él, Lana también estaba luchando con la distancia y la separación.
Decidido a encontrar una solución, Marcelo habló con sus padres y juntos idearon un plan. Convencieron a su nuevo compañero de piso para que le permitiera tener una mascota en el apartamento. Marcelo regresó a la universidad con una sonrisa en el rostro, sabiendo que pronto estaría reunido con Lana.
Desde entonces, Lana se convirtió en la mascota consentida de todo el edificio. Acompañaba a Marcelo a todas partes, frecuentaba el campus universitario y alegraba las vidas de todos los vecinos. La amistad entre Lana y Marcelo inspiró a otros a buscar soluciones creativas para superar los desafíos, y demostró que el amor verdadero siempre encuentra el camino para unirse, sin importar la distancia.
FIN.