Una historia de coraje y amistad



Había una vez, en un bosque encantado, siete conejitos muy traviesos y juguetones que vivían felices en su madriguera. Los conejitos se llamaban Pancho, Lola, Tito, Mía, Benji, Luli y Roco.

Les encantaba corretear por el bosque, saltar entre las flores y jugar al escondite. Un día, mientras los conejitos jugaban a las escondidas, escucharon un aullido aterrador que heló sus peluditos cuerpos.

Era el temible Lobo Feroz que merodeaba por el bosque en busca de su próxima presa. -¡Ay no! ¡Es el Lobo Feroz! -gritó Pancho con miedo. -¡Tenemos que escondernos! -dijo Lola asustada. Los conejitos corrieron hacia su madriguera lo más rápido que pudieron y se metieron dentro cerrando la entrada con una piedra grande.

El Lobo Feroz se acercaba cada vez más y los conejitos temblaban de terror. Pero entonces, Pancho tuvo una idea brillante.

Recordó haber visto un camino secreto detrás de la madriguera que los llevaría a un lugar seguro lejos del lobo. Sin perder tiempo, les contó a sus amigos sobre el plan y juntos empujaron la piedra para abrir la salida secreta.

Corrieron por el estrecho pasadizo hasta llegar a un claro en medio del bosque donde encontraron al Conejo Sabio, quien les dio refugio y protección. -Gracias por salvarnos del Lobo Feroz -dijeron los conejitos al Conejo Sabio.

El Conejo Sabio les explicó que lo importante no era huir del miedo sino enfrentarlo con valentía y astucia. Les enseñó técnicas para confundir al lobo si volvía a aparecer y cómo trabajar juntos como equipo para superar cualquier obstáculo. Los días pasaron y los conejitos practicaron diligentemente lo aprendido del Conejo Sabio.

Se volvieron más fuertes, más inteligentes y más unidos que nunca. Una mañana soleada, mientras recogían zanahorias silvestres cerca de la madriguera, vieron al Lobo Feroz acechando entre los árboles.

En lugar de dejarse llevar por el miedo, los siete conejitos recordaron sus enseñanzas y actuaron con determinación. Rodearon al lobo desde diferentes direcciones confundiéndolo con sus movimientos rápidos e impredecibles. Finalmente lograron engañarlo haciéndolo correr en círculos hasta alejarlo completamente del bosque.

Los siete conejitos regresaron victoriosos a su madriguera celebrando su valentía y trabajo en equipo. A partir de ese día supieron que juntos podían superar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.

Y así vivieron felices para siempre en el bosque encantado; los Siete Conejitos valientes contra el temible Lobo Feroz.

FIN.

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