Una historia de valentía y aceptación
En un pequeño pueblo de la Argentina vivía un niño llamado Mateo. A Mateo le gustaba vestirse con ropa de niña y le encantaba jugar con muñecas y pintarse las uñas.
Pero su mamá, Doña Carmen, siempre se burlaba de él y lo maltrataba por ser diferente. Mateo se sentía triste y avergonzado, y se preguntaba si alguna vez podría ser realmente feliz.
Un día, Mateo escuchó a su abuela contarle a su hermana mayor sobre una mariposa mágica que concedía deseos a aquellos que eran valientes. Decidido a cambiar su vida, Mateo decidió emprender un viaje para encontrar a la mariposa. "Abuela, ¿dónde puedo encontrar a la mariposa mágica?", preguntó Mateo con curiosidad.
"Escondida en el bosque encantado, pero debes ser valiente para emprender ese viaje", respondió la abuela con una sonrisa. Sin dudarlo, Mateo se adentró en el bosque. Durante su travesía, enfrentó muchos desafíos y aprendió lecciones importantes.
Conoció a una lechuza sabia que lo alentó a ser fiel a sí mismo, a un zorro astuto que le enseñó sobre la valentía y a una hada amable que le mostró el poder de la aceptación.
Después de superar los desafíos del bosque, finalmente encontró a la mariposa mágica. "Mariposa mágica, deseo ser libre de ser quien realmente soy sin miedo ni vergüenza", expresó Mateo con determinación. La mariposa mágica lo miró con cariño y le concedió su deseo con un toque de sus alas.
De regreso en su pueblo, Mateo se dio cuenta de que había cambiado. Ahora, se llamaba Mariposa y se sentía orgullosa de ser quien era.
A pesar de las burlas y el maltrato de su mamá, Mariposa tenía el amor y el apoyo de su abuela, su hermana y nuevos amigos que la aceptaban tal como era.
Con el coraje y la valentía que había encontrado en su viaje, Mariposa enfrentó a su mamá y le explicó que ella era feliz siendo quien era, y que merecía ser amada y respetada. Con el tiempo, su mamá comenzó a comprender y aceptar a Mariposa, y juntas trabajaron para construir una relación basada en el amor y la comprensión.
Mariposa descubrió que la verdadera valentía no reside en ser alguien más, sino en aceptarse a uno mismo y enfrentar sus miedos. Se convirtió en un símbolo de empoderamiento y enseñó a otros niños que ser diferente era hermoso y valioso.
Su historia inspiró a muchos a tener el coraje de ser auténticos. Y así, Mariposa vivió feliz para siempre, compartiendo su mensaje de amor y aceptación en todo el pueblo.
FIN.