Una historia sobre la celiaquía


Juliana era una niña llena de energía, curiosa y siempre con una sonrisa en el rostro. Sin embargo, había algo que la molestaba profundamente: cada vez que comía, se sentía mal.

Su barriga se hinchaba y le dolía, y no entendía por qué. Sus padres la llevaron a muchos médicos, pero ninguno parecía encontrar la causa de su malestar. Juliana se sentía desanimada y frustrada, pensando que siempre se sentiría mal después de comer.

Un día, mientras paseaba por el barrio, se topó con una tienda diferente a todas las demás. El letrero decía 'Almacén sin gluten'. Juliana entró con curiosidad y rápidamente descubrió que allí tenían todo tipo de alimentos especiales para personas como ella, que eran celíacas.

El amable dueño del almacén le explicó qué significaba ser celíaco y cómo una dieta sin gluten podía ayudarla a sentirse mejor. Juliana estaba emocionada y compartió la noticia con sus padres.

A partir de ese día, su vida dio un giro positivo. Comenzó a aprender recetas deliciosas y nutritivas que podía disfrutar sin preocuparse. La tienda se convirtió en su lugar favorito, donde siempre encontraba apoyo y una sonrisa.

Juliana se dio cuenta de que ser celíaca no significaba renunciar a la buena comida, sino descubrir nuevos sabores y cuidar su cuerpo de una manera especial.

Con el tiempo, se convirtió en una pequeña chef experta en cocina libre de gluten, y comenzó a compartir su experiencia con otros niños y niñas que también tenían esta condición. Juliana entendió que su diferencia era algo que la hacía especial, y abrazó su condición con valentía y alegría.

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