Una Inspiración de Ayuda

Había una vez una perrita llamada Luna Esterlina, quien era la cuidadora humana de los colectivos de la línea 503.

Todos los días, ella esperaba pacientemente en la parada del colectivo para ayudar a las personas que necesitaban subir o bajar del vehículo.

Un día, mientras Luna Esterlina estaba haciendo su trabajo, un niño se acercó a ella y le preguntó: "¿Por qué siempre estás aquí esperando? ¿No te aburres?"Luna Esterlina respondió con una sonrisa: "No me aburro porque estoy haciendo algo importante. Ayudo a las personas a subir y bajar del colectivo de manera segura". El niño asintió con la cabeza y se fue corriendo a su casa.

Pero esa noche, el niño no pudo dejar de pensar en lo que había dicho Luna Esterlina. Él también quería hacer algo importante como ella.

Al día siguiente, cuando el niño volvió a pasar por la parada del colectivo, se acercó nuevamente a Luna Esterlina y le dijo: "Quiero ser como tú cuando sea grande. Quiero ayudar a las personas también". Luna Esterlina sintió mucho orgullo al escuchar esas palabras y le respondió: "Eso es maravilloso.

Siempre hay formas de ayudar a los demás, incluso si no eres un perro como yo". A partir de ese día, el niño comenzó a buscar maneras en las que podía ayudar en su comunidad.

Empezó por pequeñas cosas como reagarrar basura en el parque o llevarle comida al vecino enfermo. Pero un día, el niño se enteró de que había una organización que necesitaba voluntarios para ayudar a los animales abandonados. Recordando la amabilidad y dedicación de Luna Esterlina, decidió ofrecerse como voluntario.

Con el tiempo, el niño se convirtió en un gran defensor de los derechos de los animales y continuó ayudando a su comunidad en diferentes formas. Todo gracias a la inspiración que recibió de Luna Esterlina.

Y así, cada día, Luna Esterlina seguía esperando en la parada del colectivo con una sonrisa en su rostro. Sabiendo que incluso si solo podía ayudar a una persona al día, estaba haciendo algo realmente importante.