Una Lección de Empatía



Había una vez un campesino que viajaba con su familia de Cusco a su parcela agrícola. En el camino, se encontró con una liebre que estaba dañando su parcela de alfa. Furioso, el campesino decidió poner una trampa para atrapar a la liebre y evitar que siguiera destrozando su cosecha.

La liebre, en su afán por buscar alimento, cayó en la trampa del campesino. Mientras la liebre luchaba por liberarse, apareció un ratón que observaba la situación con tristeza. El ratón, conmovido por la situación de la liebre, se acercó al campesino y le dijo: -Señor Campesino, entiendo que la liebre haya dañado su parcela, pero no es necesario hacerle daño. La empatía es ponerse en el lugar del otro y entender su sufrimiento. Si libera a la liebre, quizás encuentren juntos una solución pacífica para evitar que dañe su alfa.

El campesino, sorprendido por las palabras del pequeño ratón, reflexionó sobre lo que le había dicho. Finalmente, accedió a liberar a la liebre de la trampa. La liebre, agradecida, se disculpó con el campesino y le prometió buscar otra fuente de alimento fuera de su parcela.

A partir de ese día, el campesino, la liebre y el ratón trabajaron juntos para proteger la parcela agrícola. La liebre encontró un nuevo hogar en una zona cercana, el ratón ayudaba a mantener alejados a los insectos que dañaban la cosecha, y el campesino aprendió la importancia de practicar la empatía y buscar soluciones pacíficas.

La lección de empatía del ratón no solo salvó a la liebre de una trampa, sino que también creó un ambiente de armonía y cooperación entre todos los habitantes de ese lugar.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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