Una lección de respeto


En un hermoso pueblo llamado Arlequín, todos los habitantes eran mimos. Los mimos eran conocidos por su alegría, colorido y habilidad para hacer reír a las personas.

Sin embargo, en un rincón apartado del pueblo vivían tres mimos muy diferentes: Bully, Abandonito y Discrimi. Estos tres mimos no eran como los demás. Bully siempre se burlaba de los otros mimos, los empujaba y les quitaba sus narices de payaso.

Abandonito se sentía triste y solo, nadie quería jugar con él y sentía que nadie lo quería. Discrimi, por su parte, se creía superior a los mimos de colores diferentes al suyo, siempre los menospreciaba y los excluía de las actividades del pueblo.

Un día, el alcalde del pueblo, el Mimo Alegre, decidió llamar a los tres mimos desagradables y les dio una importante misión: representar al pueblo de Arlequín en un festival en el vecino pueblo de Risas.

Bully, Abandonito y Discrimi se sintieron emocionados por la oportunidad de mostrar lo que podían hacer, sin embargo, los demás mimos no estaban contentos con la elección. "¿Por qué ellos van a representarnos? No se merecen estar allí, solo van a hacer quedar mal a Arlequín", dijo uno de los mimos.

A pesar de las críticas, el Mimo Alegre les pidió a todos que confiaran en él y en los tres mimos. Llegó el día del festival y Arlequín estaba lleno de expectativa.

Bully, Abandonito y Discrimi subieron al escenario y comenzaron su presentación. Sin embargo, algo extraordinario sucedió: Bully dejó de burlarse de los demás mimos y comenzó a hacer reír a la audiencia con su ingenio y habilidad para la comedia.

Abandonito, por su parte, mostró que su tristeza se transformaba en ternura y simpatía, conquistando al público con sus gestos amables. Finalmente, Discrimi demostró su capacidad para ser inclusivo y respetuoso con todos los mimos, sin importar su color o forma.

Al final de la presentación, el público estalló en aplausos y ovaciones. Los habitantes de Risas se acercaron a felicitar a los tres mimos y les pidieron que visitaran su pueblo más seguido.

De regreso en Arlequín, los mimos se acercaron a Bully, Abandonito y Discrimi y los abrazaron emocionados. Ahora todos entendían que, a pesar de sus diferencias, cada uno de ellos tenía algo especial que ofrecer.

Desde ese día, Bully, Abandonito y Discrimi se convirtieron en los mimos más queridos del pueblo, enseñando a todos que la empatía, el respeto y la inclusión son mucho más importantes que la apariencia o el comportamiento.

Y así, Arlequín se convirtió en un lugar donde todos los mimos vivieron felices, demostrando día a día que el amor y la aceptación pueden transformar incluso a los corazones más huraños.

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