Una lección de responsabilidad
Había una vez en un lejano valle, una bebida muy especial llamada Bebe. Bebe era conocida por ser la más bonita de todas, con colores brillantes y un aroma delicioso que atraía a todos los que la probaban.
Sin embargo, Bebe tenía un problema: era muy desobediente. Un día, en el mercado del pueblo, Bebe decidió escaparse de su botella y salir a explorar el mundo por su cuenta.
"-¡No puedes hacer eso, Bebe! ¡Vuelve aquí!" gritaba la botella mientras veía a Bebe rodar calle abajo. Bebe rebotaba de un lado a otro, causando caos y confusión por donde pasaba. Los habitantes del pueblo no podían creer lo que veían.
"-¡Detente, Bebe! ¡Vas a lastimar a alguien!" exclamaban asustados. Pero Bebe estaba decidida a vivir aventuras emocionantes y no escuchaba las advertencias de nadie. Hasta que finalmente, llegó al borde de un acantilado.
Justo cuando parecía que iba a caer al vacío, una mano amiga logró atraparla al vuelo. Era Don Mateo, el anciano sabio del pueblo. Con calma y paciencia, le explicó a Bebe lo peligroso que había sido su comportamiento.
Le mostró cómo sus acciones habían afectado a los demás y cómo podía aprender a ser más responsable. Con el corazón lleno de arrepentimiento, Bebe prometió cambiar su actitud y comportarse mejor en el futuro.
A partir de ese día, se convirtió en la bebida más querida del pueblo, compartiendo alegría y frescura con todos sin causar problemas. La historia de Bebe enseñó a grandes y chicos la importancia de escuchar consejos, ser responsables y pensar en cómo nuestras acciones pueden afectar a los demás.
Y así, gracias a su travesura convertida en aprendizaje, Bebe demostró que incluso la bebida más bonita puede volverse aún más hermosa cuando es gentil y obediente.
Desde entonces, cada vez que alguien disfrutaba de un sorbo refrescante de Bebe recordaba la lección aprendida: la verdadera belleza está en saber comportarse correctamente y cuidar del prójimo.
FIN.