Una Lección de Seguridad


Había una vez una niña llamada Sofía, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de bosques. Sofía era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, vio a un hombre desconocido caminando por la calle. Sofía se acercó al hombre y le preguntó: "¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?" El hombre sonrió y le respondió amablemente: "Hola, soy Juan. Estoy buscando a mi perrito perdido.

¿Quieres ayudarme a encontrarlo?"Sofía se emocionó ante la idea de ayudar a alguien y rápidamente aceptó la propuesta del extraño. Sin embargo, su mamá había escuchado toda la conversación desde dentro de la casa y salió corriendo hacia ellos.

"Mamá, este señor necesita ayuda para encontrar a su perrito", dijo Sofía inocentemente. La mamá de Sofía miró al hombre con desconfianza y le preguntó: "¿Quién eres realmente? No te he visto antes por aquí.

"El hombre intentó explicarse, pero la mamá de Sofía no confiaba en él y decidió llamar a la policía para asegurarse de que todo estuviera bien.

Resulta que el hombre no era quien decía ser; era un ladrón que quería aprovecharse de la bondad de los niños. Cuando llegaron los agentes de policía, capturaron al ladrón y lo llevaron a prisión. La mamá abrazó fuertemente a Sofía y le explicó lo peligroso que puede ser hablar con extraños.

"Sofía, es importante que recuerdes que nunca debes ir con alguien que no conoces, por más amable que parezca. Siempre debes estar acompañada de un adulto de confianza", le dijo su mamá. Sofía comprendió la lección y prometió ser más cuidadosa en el futuro.

A partir de ese día, siempre estaba atenta a su alrededor y nunca se acercaba a personas desconocidas. Unos meses después, Sofía estaba jugando en el parque cuando vio a una niña llorando cerca del columpio.

Sin pensarlo dos veces, se acercó a ella para preguntarle qué le pasaba. La niña explicó entre sollozos que se había perdido y no sabía cómo volver a casa.

Sofía recordó lo que su mamá le había enseñado y decidió buscar ayuda en lugar de llevarla consigo misma. Corrió hacia un adulto cercano y le contó lo ocurrido. El hombre llamó a los padres de la niña perdida mientras Sofía la tranquilizaba y esperaban juntas.

Gracias a la rápida acción de Sofía, la niña fue reunida con sus padres sanos y salvos. Todos estaban muy agradecidos por su valentía y responsabilidad. Desde aquel día, Sofía se convirtió en una pequeña heroína del pueblo.

Todos sabían que podían contar con ella si necesitaban ayuda o estaban en peligro. Sofía aprendió una valiosa lección: aunque algunas personas pueden necesitar ayuda genuina, siempre es mejor buscar adultos responsables para brindar esa asistencia.

Nunca hay que arriesgar nuestra seguridad al ir con extraños desconocidos. Y así, Sofía se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo, recordándoles la importancia de estar alerta y no confiar en extraños.

Aprendieron que es mejor prevenir y buscar ayuda cuando sea necesario, siempre manteniéndose seguros y protegidos.

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