Una lección de solidaridad


Había una vez dos hermanos llamados Fer y Kari, a quienes les encantaba pasar tiempo al aire libre. Un día, decidieron ir de excursión al campo junto con sus adorables perritos, Chispa y Pelusa.

El sol brillaba en el cielo y el viento soplaba suavemente mientras caminaban por el sendero. Los perritos iban corriendo felices, oliendo todo lo que encontraban a su paso. De repente, Fer notó algo extraño en el camino.

Había un cartel que decía: "¡Cuidado! ¡Zona peligrosa!". Pero los niños no le prestaron mucha atención y continuaron su camino sin preocuparse. Mientras seguían caminando, Pelusa comenzó a ladrar con insistencia hacia un arbusto cercano.

Fer se acercó para ver qué había allí y se sorprendió al encontrar una pequeña cría de zorro atrapada entre las ramas. - ¡Kari! ¡Ven rápido! ¡Hay un zorrito atrapado aquí! - exclamó emocionado Fer.

Kari corrió hacia él y juntos trataron de liberar al pequeño zorro del arbusto. Después de unos minutos de esfuerzo, finalmente lograron sacarlo con cuidado. El zorrito estaba asustado pero ileso. Chispa y Pelusa se acercaron para saludarlo amistosamente. Parecía que todos estaban contentos de haberse encontrado.

Decidieron llevar al zorrito a casa para cuidarlo hasta que pudiera valerse por sí mismo. Le dieron un nombre: —"Rayito" . Rayito era muy juguetón y cariñoso, y se convirtió en el mejor amigo de Chispa y Pelusa.

Los días pasaron y Rayito creció fuerte y sano. Aprendió a cazar, trepar árboles y explorar el campo junto con los demás perritos. Era un verdadero experto en travesuras.

Un día, mientras jugaban cerca de un lago, Rayito vio algo que lo dejó helado. ¡Era una red atrapando a unos patitos! Sin pensarlo dos veces, corrió hacia ellos para liberarlos. - ¡Chispa! ¡Pelusa! ¡Ayúdenme a salvar a los patitos! - gritó Rayito desesperado.

Juntos, los tres perritos trabajaron en equipo para romper la red con sus dientes y garras. Finalmente, lograron liberar a los patitos que salieron nadando rápidamente hacia su mamá pata.

Los patitos estaban muy agradecidos por haberlos salvado y se despidieron con un gracioso "¡cuac cuac!" antes de marcharse junto a su mamá. Fer, Kari y sus perritos regresaron felices a casa ese día.

Habían aprendido una valiosa lección: siempre debemos ayudar a aquellos que lo necesitan, sin importar qué tan pequeños o indefensos sean. Desde entonces, Fer, Kari, Chispa, Pelusa y Rayito se convirtieron en héroes del campo. Juntos protegían la naturaleza y cuidaban de todos los animales que encontraban en sus aventuras.

Y así fue como estos hermanos descubrieron el valor de la amistad entre especies diferentes y la importancia de ayudar a los demás. Una historia llena de amor y valentía que nos enseña que todos podemos hacer la diferencia si trabajamos juntos por un mundo mejor.

Dirección del Cuentito copiada!