Una Misión de Equipo



Era un día soleado en la Escuela 10 Ricardo Gutiérrez, y los alumnos de cuarto grado estaban emocionados porque iban a realizar la promesa de lealtad a la bandera.

Todos se habían levantado temprano para vestirse con sus mejores ropas y lucir impecables frente a la bandera argentina. - ¡Qué lindos que están todos! -dijo la maestra Ana al ver entrar a sus alumnos al salón. - Gracias, señorita -respondieron los niños sonrientes.

La maestra Ana les explicó el significado de la promesa de lealtad y lo importante que era sentir amor por nuestra patria. Los chicos escucharon atentamente y cuando llegó el momento, se pusieron en fila para acercarse uno a uno a la bandera.

- Yo prometo ser fiel a mi bandera, defenderla siempre y respetar las leyes de mi país -dijo cada uno mientras sostenía su mano derecha sobre el corazón. Cuando terminaron, se sintieron muy orgullosos de haber hecho algo tan importante.

Pero justo en ese momento, alguien tocó la puerta del salón y entró una mujer desconocida con una noticia sorprendente:- Chicos, tengo una noticia muy triste que darles -dijo ella con lágrimas en los ojos-.

La bandera argentina ha sido robada del mástil donde estaba izada. No sabemos quién ha podido hacer algo así. Los niños quedaron boquiabiertos ante tal noticia.

¿Cómo era posible que alguien haya robado nuestra querida bandera? Todos comenzaron a hablar entre ellos tratando de encontrar alguna respuesta. La maestra Ana los tranquilizó y les dijo que juntos iban a encontrar una solución. Entonces, se pusieron manos a la obra y comenzaron a investigar por su cuenta.

Preguntaron en el barrio si alguien había visto algo extraño, buscaron pistas en el mástil y revisaron las cámaras de seguridad.

Después de varios días de búsqueda, descubrieron que el ladrón era un hombre mayor que vivía cerca de la escuela y que tenía problemas con su memoria. Al parecer, confundió la bandera argentina con una prenda de ropa que necesitaba para cubrirse del frío. Los chicos no podían creer lo que estaban escuchando.

¿Cómo era posible que alguien pudiera hacer algo así sin pensar en las consecuencias? - Debemos ayudarlo -dijo uno de los alumnos-. Tal vez no sabía lo importante que es nuestra bandera para nosotros.

Todos estuvieron de acuerdo y se organizaron para visitar al hombre mayor y hablar con él sobre lo ocurrido. Le explicaron todo con paciencia y le mostraron fotos e información sobre la importancia de nuestra bandera como símbolo patrio. El hombre se disculpó por su error y prometió devolver la bandera inmediatamente.

Los chicos volvieron a sentirse orgullosos por haber hecho algo bueno por nuestro país.

Finalmente, cuando recuperaron la bandera argentina izada en su mástil, todos los niños volvieron a reunirse frente a ella para reafirmar su compromiso:- Prometo ser fiel a mi bandera, defenderla siempre y respetar las leyes de mi país -dijeron todos juntos mientras sostenían sus manos derechas sobre el corazón.

Desde ese día, los alumnos de la Escuela 10 Ricardo Gutiérrez aprendieron que la lealtad a nuestra bandera no se trata solo de palabras, sino también de acciones. Y que juntos podemos hacer una gran diferencia para proteger lo que más amamos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!