Una Navidad para Recordar
Era una fría mañana de diciembre y los árboles estaban adornados por luces brillantes. Kyan y Eren, dos gemelos de ojos alegres pero tristes, caminaban por el bullicioso mercado navideño de su barrio. A sus lados corría Luka, su perro inquieto, moviendo la cola con entusiasmo.
"¿Ves cómo todos están comprando cosas?" - dijo Kyan, mientras miraba a los niños reír y jugar.
"Sí, pero nosotros no tenemos a nadie con quien compartirlo" - suspiró Eren.
"No importa, tenemos a Luka" - respondió Kyan, acariciando a su fiel compañero.
Mientras los gemelos caminaban, notaron que había un puesto de hot dogs con poca gente. En la esquina, un hombre mayor, con un sombrero un poco desgastado, observaba a los transeúntes con la mirada melancólica.
"Hola, señor" - dijo Kyan con curiosidad.
"¡Hola, jóvenes!" - respondió Don Luis, sonriendo a pesar de su tristeza.
"¿Por qué no hay nadie en su puesto?" - preguntó Eren.
"Es mi primera Navidad sin mi esposa. Solía estar aquí conmigo, y ahora... no sé, no tengo ganas de vender. La gente no parece interesada en mis hot dogs hoy" - confesó Don Luis.
Los gemelos se miraron y, sintiendo una chispa de empatía, Kyan tuvo una idea.
"¿Y si preparamos algo especial?" - sugirió.
"¿Cómo qué?" - preguntó Eren.
"Podemos ayudar a que su puesto sea el más divertido de todos. Vamos a hacer que la gente venga a comprar sus hot dogs" - propuso Kyan.
"Me parece una excelente idea" - apoyó Eren.
"¿Y cómo haríamos eso?" - inquirió Don Luis, intrigado.
Los gemelos pensaron por un momento y luego, Eren exclamó:
"¡Podemos hacer una competencia de hot dogs!"
"¡Súper!" - respondió Kyan, emocionado.
"O podrían disfrazarse de elfos navideños y cantar villancicos para atraer a la gente" - dijo Don Luis, riendo.
"¡Eso es!" - gritaron los gemelos al unísono.
Así, junto con Don Luis, los gemelos se pusieron a trabajar. Luka, emocionado, los siguió con la lengua afuera. Se vistieron con gorros de elfos, decoraron el puesto con luces de colores y comenzaron a cantar villancicos al ritmo de una antigua guitarra que Don Luis había guardado.
Con cada nota que resonaba, cada villancico que danzaban los gemelos, la gente comenzó a acercarse al puesto.
"¡Miren a esos elfos!" - gritó una mujer, riendo mientras se acercaba.
"¿Qué están haciendo?" - preguntó un niño que arrastraba a su madre.
"¡Estamos celebrando!" - respondieron Kyan y Eren, entusiasmados.
Pronto, el puesto de Don Luis estaba lleno de personas. Todos estaban disfrutando del ambiente, riendo y pidiendo hot dogs. La tristeza de Don Luis comenzó a desvanecerse, y su risa resonaba por todo el mercado.
"¡Nunca pensé que sería tan divertido!" - dijo Don Luis con una sonrisa amplia, mientras servía hot dogs a los clientes.
"Nos alegra verte sonreír, Don Luis" - respondió Eren, feliz.
"Esta Navidad se siente diferente, gracias a ustedes" - dijo el hombre.
Al caer la tarde, Don Luis les ofreció a los gemelos un plato especial de hot dogs como agradecimiento.
"Ustedes son los verdaderos duendes de esta Navidad" - dijo con los ojos brillantes.
"No somos duendes, somos gemelos y este es nuestro perro Luka" - rió Kyan.
Y así, Kyan y Eren, con su perro Luka, pasaron una de las noches más memorables que habían tenido. En su pequeña aventura, habían ayudado a un amigo en necesidad y, sin darse cuenta, habían creado un nuevo hogar en la Navidad compartida.
Además, entendieron que incluso en momentos de tristeza, siempre se puede encontrar la manera de iluminar la vida de alguien más.
- A veces, sólo se necesita un poco de amistad y alegría para cambiar el rumbo de las cosas - reflexionó Eren, mientras miraba la sonrisa de Don Luis.
Desde ese día, Kyan, Eren y Luka se convirtieron en los mejores amigos de Don Luis, visitándolo no sólo en Navidad, sino siempre que pudieron, llevándole alegría y ayudándole en su puesto de hot dogs, recordando que la verdadera Navidad se trata de compartir amor y amistad.
FIN.