Una Noche de Halloween en el Trigal
Era una noche oscura y mágica en el trigal. Las estrellas brillaban como caramelos en el cielo y el viento susurraba secretos. Alely, una niña de 3 años con grandes ojitos curiosos, estaba emocionada porque era Halloween, su noche favorita. Ella llevaba un disfraz de mariposa que su mamá le había hecho. Sus alas, llenas de colores, reflejaban la luna.
"¡Mami, quiero ver muchos monstruos!", dijo Alely mientras correteaba por el jardín.
Su mamá sonrió y le dijo:
"Hoy es una noche especial, mi amor. Vamos a ver qué sorpresas nos trae."
Mientras caminaban hacia el trigal, Alely comenzó a escuchar ruidos extraños. Se detuvo en seco y preguntó:
"¿Qué fue eso?"
"No te preocupes, son solo los grillos cantando. Ellos siempre están aquí por Halloween. Vamos, sigamos explorando", le respondió su mamá.
De repente, una sombra se movió entre las espigas doradas. Alely sintió un escalofrío, pero su curiosidad era más fuerte que su miedo.
"¿Quién está ahí?", gritó.
Antes de que pudiera asustarse, de entre el trigal salieron dos zombis muy extraños: uno con un sombrero de copa y otro con una bufanda de colores brillantes. Pero no parecían aterradores, parecían juguetones.
"¡Hola, pequeña mariposa!", dijo el zombi con el sombrero.
Alely, sorprendida, le preguntó:
"¿Ustedes son zombis de verdad?"
"¡Claro!", contestó el zombi de la bufanda. "Pero no somos zombis comunes, somos los Zombis de la Amistad. Venimos a invitarte a una fiesta en el centro del trigal.”
La niña se emocionó. Una fiesta, ¡qué divertido!"¿Por qué se llaman Zombis de la Amistad?", preguntó curiosa.
"Porque hacemos amigos en vez de asustar. La noche de Halloween es para compartir y ser amigos, no para tener miedo. ¡¿Te gustaría venir a nuestra fiesta? !"
Alely miró a su mamá. Ella le sonrió y dijo:
"Si sientes que es seguro, adelante, mi amor. Descorreza tus alas y vuela hacia nuevas aventuras!"
"¡Sí! ¡Quiero ir!", gritó Alely mientras corría hacia los zombis.
Cuando llegaron a la fiesta, el trigal estaba iluminado con luces de colores. Había juegos, baile y muchos otros niños disfrazados.
"Bienvenida, Alely", dijeron los zombis al mismo tiempo.
Los zombis le mostraron a Alely cómo hacer un baile especial de Halloween. Todos se unieron y comenzaron a saltar y girar.
"¡A esto lo llamamos el salto zombi!" explicó el zombi con la bufanda, mientras todos comenzaban a reír y a divertirse.
Pero, de repente, las luces comenzaron a parpadear. Alely se asustó un poco y miró a su alrededor.
"¿Qué pasó?"
"No te preocupes, son solo los farolitos que necesitamos volver a encender. ¡Vamos, ayúdanos!", dijo el zombi del sombrero.
Alely decidió ser valiente y se unió al grupo para ayudar a encender las luces. Posó su mano en los faroles y, con mucho esfuerzo y risas, todos juntos lograron encenderlos. Las luces brillaban con más fuerza que nunca.
"¡Lo logramos!", gritó Alely feliz.
"Así es, mariposa. ¡Y eso demuestra que, a veces, la amistad nos da la fuerza para superar nuestros miedos!" dijo el zombi de la bufanda.
La fiesta continuó con risas, juegos y bailes. Alely hizo muchos amigos, y al final de la noche, los zombis le regalaron una cinta de colores para que la llevara siempre como símbolo de la amistad.
"Recuerda, Alely, que en Halloween todos podemos ser amigos, incluso los zombis", le dijo el zombi del sombrero.
Cuando llegó la hora de irse, Alely abrazó a sus nuevos amigos.
"¡¡Gracias por la mejor noche de Halloween! !", gritó emocionada mientras se marchaba con su mamá.
De camino a casa, Alely miró hacia atrás y sonrió. En su corazón, sabía que había vencido su miedo y había hecho amigos para siempre. Desde esa noche, cada Halloween se convertía en una nueva aventura llena de amistad y alegría.
Y así, Alely aprendió que el verdadero espíritu de Halloween no está en el miedo, sino en compartir risas y crear lazos.
Fin.
FIN.