Una Noche de Misterio



Era una noche tranquila y estrellada cuando Julieta y Maxi, dos grandes amigos de la escuela, decidieron explorar una misteriosa casa en el medio del bosque. Era un lugar del que todos hablaban, lleno de historias de fantasmas y aventuras.

"¿Pensás que es seguro entrar?" preguntó Maxi, un poco nervioso.

"¡Vamos! Solo es una casa vieja. Ni siquiera hay fantasmas de verdad", contestó Julieta, riendo y haciendo un gesto de valentía.

Con un poco de indecisión pero envalentonados por su amistad, ambos entraron y se encontraron en una habitación polvorienta. Todo era silencio, excepto por el sonido de sus propios pasos. De repente, escucharon una risa proveniente de una esquina oscura.

"¿Quién está ahí?" preguntó Maxi.

"Soy yo, ¿no me reconocen?" dijo una voz alegre.

Al encender la linterna, se dieron cuenta que era Ana, la amiga del barrio.

"¡Ana! ¿Qué hacés aquí?" exclamó Julieta sorprendida.

"Vine a explorar también, pero me perdí. Pensé que nunca encontraría a nadie por aquí", respondió Ana.

Los tres amigos comenzaron a reírse y a contar historias de miedo.

"¿No se enteraron que aquí el último que entra tiene que pasar una prueba?" dijo Ana, mientras su mirada se iluminaba con picardía.

"¿Qué prueba?" preguntó Maxi, intrigado.

"Hay que sacar una foto en el cuarto del espejo, dicen que si ves tu propio reflejo otra vez es porque una sombra está detrás de vos", explicó Ana.

Los tres decidieron aceptar el reto. Desafiando el miedo y llenos de valentía, se dirigieron al cuarto del espejo. Al entrar, Julieta sintió un escalofrío.

"Che, esto da un poco de miedo..." dijo, mientras se acercaban al espejo.

"No pasa nada, solo es un espejo", intentó tranquilizarlos Maxi.

"¡Vamos! ¡Son solo cuentos!" insistió Ana.

Mientras se preparaban para la foto, una ráfaga de viento apagó las luces.

"¡Ay, estoy temblando!" gritó Julieta.

Prendieron los celulares para iluminarlos y se hicieron la foto.

"Sonría, en 3, 2, 1..." justo en ese momento, algo se movió detrás de ellos.

"¡Mirá!" gritó Maxi.

Cuando se dieron vuelta, no había nada, pero el ecosistema de la casa les jugó una broma. Rieron nerviosamente y decidieron salir rápidamente. Pero en la puerta, sucedió algo inesperado...

"¿No se quedaron a conocer la historia de esta casa?" les dijo una voz suave.

"¡Otra vez no!" exclamó Julieta, temblando.

"Soy una guía. Si quieren, puedo contarles sobre el pasado de este lugar. Es interesante y no da miedo".

"Bueno, ¿por qué no?" respondió Maxi, intrigado.

La guía les habló sobre la casa, su historia y cómo se había convertido en un sitio turístico por la leyenda de los tres amigos que desafiaron el miedo y encontraron su valentía.

"Lo mejor de todo es que este lugar se convirtió en símbolo de amistad y valentía", les explicó.

Julieta y Maxi comprendieron que lo que parecía ser una experiencia aterradora se transformó en una historia de camaradería. Al final del tour, cada uno se llevó un nuevo recuerdo y una lección importante:

"Aprendieron que a veces, lo que parece aterrador puede ser solo parte de una gran aventura. Y con amigos, todo se siente más seguro y emocionante".

Así que esa noche, en vez de tener miedo, Julieta y Maxi celebraron su amistad y salieron de la casa sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier desafío, incluso los más espeluznantes.

FIN.

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