Una Noche de Terror en el Bosque Brillante
Era una noche oscura y estrellada en el pequeño pueblo de Valle Sonriente. Los niños se preparaban para la celebración anual de la Noche de los Cuentos, donde los habitantes se reunían alrededor de la fogata para contar historias aterradoras. Todos estaban muy emocionados, pero dos amigos, Lucas y Sofía, sentían un pequeño cosquilleo de miedo en sus barriguitas.
"No quiero escuchar historias de monstruos" - dijo Lucas, mientras miraba hacia la oscuridad del bosque.
"Yo tampoco, pero eso es lo divertido, ¿no?" - respondió Sofía, tratando de animarlo.
La noche comenzó con risas y cuentos de criaturas míticas, como el Hombre de la Sombra y la Dama de Niebla. Sin embargo, un cuento particularmente espeluznante hizo que Lucas se tapara los oídos.
"¡No puedo más! Necesitamos hacer algo divertido para distraernos" - dijo Lucas, decidiendo actuar. "¿Qué tal si vamos a investigar el bosque?"
Sofía, aunque un poco asustada, aceptó la propuesta, pensando que podría ser una gran aventura. Así que tomaron sus linternas y se adentraron en la oscuridad del bosque.
Mientras caminaban, los sonidos de la noche parecían intensificarse. Un crujido aquí, un susurro allá. Sofía y Lucas se miraron, nerviosos, pero decidieron seguir adelante.
"Quizás deberíamos volver. Se está haciendo tarde" - sugirió Sofía, mirando hacia la salida del bosque.
"¡Vamos! Solo un poquito más" - insistió Lucas, cada vez más curioso.
De repente, un destello de luz brillante llamó su atención. Se acercaron a ver de qué se trataba y descubrieron un claro iluminado por pequeñas luces que flotaban en el aire, como luciérnagas, pero mucho más resplandecientes.
"¡Mirá!" - exclamó Sofía, señalando hacia las luces. "Son hermosas!"
En ese momento, las luces comenzaron a acercarse a ellos y, con gran asombro, Lucas y Sofía se dieron cuenta de que eran pequeñas hadas danzando alrededor.
"¡Hola!" - dijo una de ellas, con una voz melodiosa. "No tengan miedo, venimos a jugar!"
Las hadas les explicaron que estaban celebrando un festival de luz en el bosque y que necesitaban ayuda para encender las estrellas. Lucas y Sofía se sintieron aliviados y emocionados al mismo tiempo.
"¿Qué podemos hacer?" - preguntó Lucas, curioso.
"Si nos ayudan a recolectar flores de luz, les enseñaremos a volar" - dijo otra hada alegremente.
Así que, entre risas y juegos, Lucas y Sofía empezaron a buscar las flores brillantes que crecían en lugares ocultos del bosque. Al recolectarlas, las hadas les mostraron un preparado mágico que las haría brillar aún más.
Mientras trabajaban juntos, Sofía y Lucas aprendieron a no dejarse llevar por el miedo y a apreciar la belleza que puede encontrarse en lo desconocido. A medida que la noche avanzaba y el cielo se llenaba de estrellas, Lucas se dio cuenta de que la verdadera aventura estaba en enfrentar sus temores juntos.
Finalmente, las hadas los recompensaron con una pequeña muestra de magia que les permitió volar por un breve tiempo. Ambos niños rieron a carcajadas mientras flotaban por el aire, sintiendo una libertad asombrosa.
"Nunca pensé que esta noche sería tan increíble" - gritó Sofía mientras danzaba en el aire. "Todo fue gracias a nosotros".
"Sí, y aprendimos que no hay que temer lo desconocido" - añadió Lucas, sonriendo.
Cuando regresaron a la fogata, sus corazones estaban llenos de alegría y emoción. Aunque la Noche de los Cuentos había comenzado con un poco de miedo, terminó siendo una noche mágica llena de risas y valiosas lecciones sobre la valentía y la amistad.
"¿Me vas a contar qué hicieron?" - le preguntó un amigo mientras se sentaban. "¡Fue la mejor aventura!" - dijo Lucas, empezando a relatar su experiencia.
Y así, los amigos comenzaron a soñar con nuevas aventuras, sabiendo que no importa cuán oscuros sean los caminos, siempre hay luz y magia esperándolos.
La noche de terror se había transformado en un cuento que jamás olvidarían.
FIN.