Una obra teatral en honor a los Comuneros
Había una vez en la hermosa ciudad de Socorro, Colombia, un grupo de niños y niñas que se reunían cada año en el Día de los Comuneros para recordar a los valientes líderes Manuela Beltrán y José Antonio Galán, quienes lucharon con coraje por la independencia de nuestro país.
Los pequeños escuchaban con admiración las historias de estos héroes que desafiaron al poder injusto y lucharon por un mundo más justo y libre.
En una de esas celebraciones, mientras los niños jugaban y reían en la plaza del pueblo, llegó un misterioso anciano vestido con ropas antiguas. Todos se acercaron curiosos a escuchar lo que tenía para contar.
"Niños y niñas, ¿saben quiénes fueron Manuela Beltrán y José Antonio Galán?", preguntó el anciano con voz grave pero cálida. Los niños negaron con la cabeza, ansiosos por aprender más sobre esos personajes tan importantes en la historia de su país. El anciano sonrió y comenzó a relatarles las hazañas de estos valientes líderes.
Les contó cómo Manuela Beltrán había liderado protestas contra los abusos del gobierno colonial español, luchando por los derechos del pueblo. Y les habló de José Antonio Galán, quien había organizado un ejército de campesinos para rebelarse contra la opresión.
Los ojos de los niños brillaban con emoción al escuchar cada palabra del anciano. De repente, una idea iluminó sus mentes inquietas.
"¡Vamos a hacer algo para honrar la memoria de Manuela Beltrán y José Antonio Galán! ¡Podemos organizar una representación teatral para contar su historia!", propuso Valentina, una niña valiente y decidida. Los demás asintieron emocionados ante la propuesta.
Así que se pusieron manos a la obra: buscaron trajes viejos en los desvanes de sus casas, prepararon carteles con frases inspiradoras de los líderes comuneros e incluso construyeron un pequeño escenario improvisado en medio de la plaza.
Llegado el momento del atardecer, todos los habitantes del pueblo se reunieron para presenciar la emotiva representación teatral realizada por los niños. Con entusiasmo y dedicación, interpretaron las valientes acciones de Manuela Beltrán y José Antonio Galán, despertando el orgullo y la admiración en el corazón de cada espectador.
Al finalizar la función, el anciano se acercó a los pequeños actores con lágrimas en los ojos. "Ustedes han demostrado hoy que nunca es demasiado temprano para luchar por aquello en lo que creen.
Siguan adelante con valentía como lo hicieron Manuela Beltrán y José Antonio Galan", les dijo emocionado antes partir hacia el horizonte dejando tras él un rastro luminoso como si fuera uno más entre ellos.
Desde ese día en adelante, aquellos niños supieron que aunque fueran pequeños tenían dentro suyo todo lo necesario para ser grandes personas capaces cambiar el mundo tal como lo hicieran aquellos insignies lideres.
FIN.