Había una vez en un país muy lejano, un grupo de estudiantes que se reunían en la universidad para estudiar y aprender cosas nuevas.
Ellos se llamaban Laura, Martín, Sofía y Juan, y eran muy curiosos e inquietos.
Un día, mientras estudiaban historia, descubrieron que en el año 1968 había ocurrido un movimiento muy importante en su país: el Movimiento Estudiantil.
Los cuatro amigos se quedaron asombrados al enterarse de las protestas y manifestaciones que habían llevado a cabo los estudiantes de esa época para luchar por sus derechos y por una educación más justa.
Decidieron entonces que querían hacer algo similar en su propia universidad.
-"¿Qué les parece si organizamos una marcha pacífica para pedirle a las autoridades mejoras en nuestra facultad?
" propuso Laura con entusiasmo.
-"¡Sí!
Podríamos hacer carteles con consignas y repartir volantes para invitar a todos nuestros compañeros a unirse", sugirió Martín emocionado.
Así fue como los cuatro amigos comenzaron a planificar su propia protesta estudiantil.
Durante semanas trabajaron juntos, pintando pancartas, escribiendo consignas y hablando con otros alumnos para sumar apoyo a su causa.
Finalmente, llegó el día de la marcha.
Miles de estudiantes se reunieron frente a la universidad con carteles coloridos y cantando consignas de unidad y justicia.
Laura, Martín, Sofía y Juan estaban emocionados de ver tanta gente unida por una misma causa.
-"¡Es increíble ver cuánto podemos lograr cuando trabajamos juntos por un objetivo común!
" exclamó Sofía con lágrimas en los ojos.
La marcha transcurrió pacíficamente y las autoridades de la universidad escucharon las demandas de los estudiantes.
Poco a poco, fueron implementando mejoras en la facultad y creando espacios de diálogo con los alumnos para seguir mejorando la calidad educativa.
Los cuatro amigos comprendieron entonces el verdadero poder del trabajo en equipo y la importancia de alzar la voz por lo que uno cree justo.
Aprendieron que siempre hay formas pacíficas y constructivas de generar cambios positivos en la sociedad.
Y así, inspirados por el Movimiento Estudiantil del 1968, Laura, Martín, Sofía y Juan siguieron luchando juntos por un mundo más justo e igualitario donde todos tuvieran acceso a una educación digna.
Porque sabían que cuando los jóvenes se unen con determinación, pueden lograr grandes cosas.
Y colorín colorado este cuento solidario ha terminado.