Una tarde de sorpresas



Era una tarde soleada y cálida en el barrio. Pedro y Owen estaban disfrutando de un emocionante partido de fútbol en el parque. La pelota viajaba de un lado a otro, y las risas y gritos de alegría llenaban el aire.

- ¡Pasala, Owen! - gritó Pedro con entusiasmo mientras corría hacia la portería improvisada que habían creado con un par de mochilas.

- ¡Ahí va! - respondió Owen, lanzando la pelota con todas sus fuerzas. La pelota pasó zumbando, pero Pedro logró atajarla a tiempo.

En ese momento, apareció la mamá de Pedro, con una canasta de frutas en la mano.

- ¡Hola, chicos! - saludó la mamá de Pedro con una sonrisa - ¿Qué tal va el partido?

- ¡Súper bien, mamá! - respondió Pedro, mientras seguía moviéndose ágilmente con la pelota. - Estamos a punto de hacer el gol de la victoria.

- Eso suena emocionante. ¿Quieren un poco de fruta después del juego? - preguntó la mamá, mientras acomodaba la canasta en el césped.

- ¡Sí, por favor! - gritó Owen, sin apartar su mirada del juego.

La mamá de Pedro miró a los chicos y decidió ser parte de la diversión.

- ¿Qué les parece si jugamos un juego nuevo? - sugirió.

- ¿Un juego nuevo? - preguntó Pedro, intrigado. - ¿Qué tipo de juego?

- Se llama 'El rojo y el negro'. - explicó su mamá. - Cada uno de ustedes tendrá que pasar la pelota mientras yo grito 'rojo' o 'negro'. Si digo 'rojo', deben pasar la pelota con la mano, y si digo 'negro', con el pie. Si alguien se equivoca, deberá hacer una pequeña pirueta. ¿Se animan?

- ¡Siii! - gritaron los dos chicos al unísono, llenos de energía.

Así que empezaron el nuevo juego, y pronto el parque se llenó de risas. La mamá de Pedro, emocionada por la energía de los chicos, empezó a gritar las combinaciones de colores.

- ¡Negro!

- ¡Rojo!

- ¡Negro! ¡Rojo!

Pedro y Owen intentaban seguirle el ritmo, pero a veces se confundían y hacían piruetas graciosas en el césped. Su risa resonaba entre los árboles, atrayendo la atención de otros niños que se sumaron al juego.

Entonces, de repente, la mamá de Pedro decidió cambiar la dinámica del juego.

- ¡Voy a poner un reto! - exclamó. - Para el próximo 'rojo', deben pasar la pelota a un niño que no conocen y hacerle una pequeña presentación. ¿Qué les parece?

- ¡Eso suena genial! - dijo Owen, emocionado.

Así que, en el próximo 'rojo', Pedro y Owen decidieron invitar a un niño que habían visto jugando solos en el otro lado del parque. Se acercaron con timidez, pero con una sonrisa amigable.

- ¡Hola! ¿Te gustaría jugar con nosotros? - preguntó Pedro.

- No sé, nunca he jugado con muchos chicos... - contestó el niño, algo nervioso.

- ¡Claro que sí! Te prometemos que te vas a divertir. - dijo Owen.

Después de un momento de duda, el niño, que se llamaba Lucas, aceptó la invitación.

- ¡Genial! Vení, jugamos un 'rojo' - exclamó Pedro.

A partir de ese momento, las risas y los gritos de alegría se multiplicaron. Lucas, Pedro y Owen pasaban la pelota, hacían piruetas y se ayudaban unos a otros con los trucos de juego.

La mamá de Pedro observaba la situación con satisfacción. Había traído a los chicos a jugar con ella, pero ahora se había convertido en una hermosa lección sobre la amistad y cómo relacionarse con nuevas personas.

- ¿Se están divirtiendo? - preguntó la mamá, acercándose.

- ¡Sí, un montón! - respondió Lucas, con una gran sonrisa.

- ¡Gracias por invitarme! - reconoció Lucas, sintiéndose incluido. - Antes nunca pensé que jugar en grupo sería tan divertido.

Pedro y Owen sonrieron entre sí, satisfechos por haber hecho un nuevo amigo y por haber compartido ese momento. El sol empezó a ocultarse y el juego concluyó en risas.

La mamá de Pedro, les dijo:

- ¿Vieron? A veces, salir de la zona de confort y hacer nuevos amigos puede llevar a grandes momentos de alegría. Ahora, ¡a comer frutas!

Los tres chicos corrieron hacia la canasta, listos para probar la merienda y seguir conversando sobre el juego. Esa tarde soleada no solo les había brindado diversión, sino también una amistad que se estaba formando, recordándoles que siempre existen nuevas oportunidades en la vida para conocer y disfrutar con otros.

Y así, comenzó una nueva aventura para Pedro, Owen y Lucas, donde descubrieron que lo más importante no era solo ganar en el juego, sino disfrutar el camino junto a nuevos amigos.

FIN.

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