Una Vida Nueva



Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoíris, donde las casas estaban pintadas de colores alegres y los niños jugaban en los parques. En este lugar vivía un pequeño sapo llamado Tito, que soñaba con ver el mundo más allá de su charca. Tito era diferente a los demás sapos; él quería ser un gran viajero. Cada día, cuando el sol brillaba en el cielo, se subía a una roca y miraba hacia el horizonte.

"Si pudiera salir de aquí, vería montañas, ríos y quizás hasta el mar" - suspiraba Tito, con sus ojos grandes llenos de ilusión.

Un día, mientras Tito estaba soñando en su roca, una mariposa amarilla llamada Lila se acercó a él.

"Hola, Tito. ¿Por qué tan triste?" - preguntó Lila, revoloteando a su alrededor.

"No estoy triste, Lila. Estoy soñando con una vida nueva fuera de esta charca. Quiero ver el mundo" - respondió Tito, con un tono esperanzado.

"¡Eso suena emocionante! ¿Por qué no lo haces?" - sugirió Lila, mientras se posaba a su lado.

"Pero... Es que soy solo un sapo. No sé cómo llegar a esos lugares tan lejanos" - dijo Tito, mirando el agua clara de la charca.

Lila sonrió y le dijo:

"Cada gran aventura comienza con un pequeño paso. ¿Qué tal si primero Sales del agua?".

Tito se sintió un poco nervioso, pero decidió intentarlo. Se despegó de su roca, dio un salto y salió de la charca. ¡El mundo exterior era espectacular! Las flores eran de colores vibrantes y los árboles parecían enormes torres verdes. Sin embargo, Tito se dio cuenta de que había un gran obstáculo frente a él: un camino lleno de piedras.

"¡Ay! No sé si puedo cruzar eso" - dijo Tito, mirando las piedras.

"No te preocupes, Tito. Solo tienes que ser valiente y creer en ti mismo" - animó Lila.

Con un gran suspiro, Tito dio su primer salto. Pasó sobre una piedra, y luego otra. Cada salto era un poco más difícil, pero él empezó a sentir que podía lograrlo. Finalmente, llegó al otro lado.

"¡Lo hice! ¡Lo hice!" - gritó Tito, lleno de alegría.

"Ves, te dije que podías hacerlo" - respondió Lila, aplaudiendo con sus alas.

Más adelante, Tito se topó con un río. Al mirar las aguas brillantes, se sintió abrumado.

"¿Y ahora qué hago?" - preguntó, preocupado.

"Tal vez necesites encontrar un pato que te haga cruzar" - sugirió Lila.

Tito miró alrededor y vio un pato llamado Pedro que nadaba cerca.

"Hola, Pedro. ¿Podés ayudarme a cruzar el río?" - preguntó Tito, timidamente.

"¡Claro! Súbete a mi espalda y te llevaré al otro lado" - respondió Pedro con una sonrisa.

Agradecido, Tito se subió al lomo de Pedro y cruzaron juntos el río.

Una vez en la otra orilla, Tito se dio cuenta de que había dejado atrás la charca, y su corazón latía de emoción por lo que estaba por descubrir. Lila lo acompañó volando a su lado.

"Veamos qué hay más allá de este bosque" - dijo Lila, señalando un camino lleno de árboles toscos.

Tito se sintió un poco asustado con la idea de entrar al bosque oscuro, pero recordó la valentía que había demostrado al cruzar el río.

"¡Vamos!" - exclamó Tito, decidido.

Al entrar al bosque, se encontraron con criaturas increíbles: ardillas que jugaban, pájaros que cantaban melodías alegres y hasta un viejo búho que les ofreció sabiduría.

"¿Por qué están tan lejos de casa?" - preguntó el búho.

"Buscamos una vida nueva, un mundo por descubrir" - contestó Tito.

El búho sonrió y les dijo:

"Recuerden, cada paso que den es una oportunidad para aprender y crecer. No tengan miedo de explorar y hacer nuevos amigos".

Con la sabiduría del búho en mente, Tito y Lila continuaron su camino. Se dieron cuenta de que no solo estaban explorando, sino también cultivando una amistad invaluable. En el camino se encontraron con otros animales que se unieron a ellos en su viaje: una tortuga llamada Tula y un conejo llamado Bruno.

"¡Qué gran grupo somos!" - dijo Bruno, saltando de alegría.

Con cada día que pasaba, Tito se dio cuenta de cuánto había crecido. Había aprendido a ser valiente, a pedir ayuda y a valorar la amistad. Después de un largo día de aventuras, Tito se sintió cansado pero feliz.

"No puedo esperar para contarles a todos en la charca sobre todo lo que he visto" - dijo Tito con una gran sonrisa.

Finalmente, después de muchas semanas de exploración, Tito y sus amigos decidieron que era hora de volver a casa. Cuando regresaron a la charca, Tito reunió a todos los sapos y les contó sobre su aventura.

"He visto montañas, cruzado ríos y hecho amigos increíbles" - exclamó Tito con entusiasmo.

Los otros sapos lo miraron asombrados.

"¡Qué valiente sos, Tito!" - gritó uno de ellos.

Tito se dio cuenta de que no solo había descubierto un mundo nuevo, sino que también había encontrado su lugar en él. A partir de ese día, se convirtió en un gran contador de historias y motivador para todos sus amigos sapos.

Así, Tito comprendió que a veces, una vida nueva comienza con un salto de valor y la decisión de explorar lo desconocido. Y así, el pequeño sapo Tito y sus amigos siguieron viviendo aventuras juntos, siempre recordando que la verdadera vida nueva estaba llena de amigos, aprendizajes y momentos inolvidables.

FIN.

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