Una y Leo Aprenden a Compartir
Era una soleada mañana en el Parque de la Diversión, donde los niños reían y jugaban al aire libre. En una esquina del parque, dos amigos, Una la pequeña unicornio y Leo el valiente león, estaban listos para pasar un día maravilloso. Sin embargo, había un pequeño problema: ambos querían jugar con el mismo juguete, una colorida pelota de playa.
"¡Yo quiero jugar primero!" - dijo Una, moviendo su tierna cola dorada.
"Pero yo la vi primero, y sé hacer trucos increíbles con ella!" - respondió Leo, mientras enseñaba algunos movimientos con su patas.
Una frunció el ceño, y la tensión empezó a acumularse entre los dos.
De repente, apareció Titi, un pájaro muy sabio que observaba la escena desde una rama.
"Chicos, ¿qué pasa aquí?" - preguntó Titi mirando a Una y Leo.
"No se quieren compartir la pelota!" - exclamó Una.
"Es mía, la vi primero!" - protestó Leo.
Titi, que siempre tenía una idea brillante, les dijo:
"¿Qué tal si hacemos un juego? Cada uno podrá tener un turno con la pelota y al final, podremos jugar todos juntos!"
Una y Leo se miraron y, aunque estaban un poco reacios, decidieron aceptar la propuesta de Titi.
"Está bien, entonces yo empiezo" - dijo Una, llevando la pelota hacia ella.
"¡Y yo cuando termines!" - agregó Leo con una sonrisa.
Una comenzó a rebotar la pelota y a pasársela entre sus patas. Se sentía feliz, pero a la vez un poco ansiosa por lo que vendría después.
"¡Mirá lo que puedo hacer!" - gritó, lanzando la pelota hacia arriba y atrapándola con fuerza.
Leo aplaudió, emocionado. De repente, la pelota hizo un rebote y se fue lejos, justo hacia un árbol.
"¡Oh, no! ¿Qué hacemos ahora?" - gritó Una.
"¡Vamos a buscarla!" - respondió Leo, moviendo su melena con determinación.
Ambos corrieron tras la pelota, pero cuando llegaron al árbol, vieron que estaba atascada en una de las ramas altas. Era demasiado para que solo uno pudiera alcanzarla.
"No puedo llegar, estoy muy bajita" - se quejó Una.
"Y yo no puedo saltar tan alto en este lugar" - agregó Leo, sintiéndose frustrado.
Titi voló hacia ellos y dijo:
"¿Sabían que trabajando en equipo pueden lograrlo?"
Una y Leo se miraron, y aunque al principio dudaron, comenzaron a pensar en cómo podían ayudarse mutuamente.
"Yo puedo trepar sobre tus espaldas, Leo!" - sugirió Una.
"Y yo puedo impulsarte, Una, así podrás alcanzar la pelota!" - agregó Leo emocionado.
Así, Una se subió a la espalda de Leo, y luego Leo se inclinó, ayudando a Una a alcanzar la rama. Y con un gran esfuerzo, ¡tuvieron éxito! Una pudo agarrar la pelota y gritar de alegría.
"¡Lo logramos!" - exclamó Una, mientras saltaba de felicidad.
"Sí, ¡gracias por ayudarme!" - dijo Leo, sintiéndose también muy feliz.
Cuando volvieron al campo de juegos, estaban más emocionados al compartir la pelota que antes. Jugaron juntos, pasándose la pelota, haciendo trucos y riendo durante toda la tarde.
"¡Esto es mucho más divertido!" - dijo Leo.
"¡Sí! Me encanta jugar contigo, Leo!" - añadió Una.
Al final del día, antes de irse, Titi se posó cerca de ellos.
"¿Qué aprendieron hoy?" - preguntó el sabio pájaro.
"¡Que compartir es muy divertido!" - dijeron juntos Una y Leo.
"Y que trabajar en equipo hace las cosas mucho más fáciles" - agregó Leo, sintiéndose orgulloso de sus nuevos conocimientos.
Desde aquel día, Una y Leo siempre se aseguraron de compartir sus juguetes y ayudarse mutuamente, haciendo que cada día fuera una nueva aventura llena de risas y diversión en el Parque de la Diversión. Y así, aprendieron que compartir no solo fortalece la amistad, sino que también abre las puertas a un mundo lleno de posibilidades en su juego diario.
FIN.