Unidos en el Bosque


Érase una vez en un bosque frondoso y misterioso, vivía un oso llamado Bartolito.

Bartolito era muy grande y animal, pero a pesar de su imponente tamaño, tenía un corazón tierno y le temía a casi todo lo que le rodeaba. Bartolito habitaba en una cueva fría y oscura, donde se sentía seguro y protegido del mundo exterior.

Pasaba sus días solitarios observando las sombras danzar en las paredes de la cueva, escuchando el eco de sus propios pasos retumbar en la oscuridad. Un día, mientras exploraba los alrededores de su cueva en busca de comida, Bartolito se topó con una pequeña ardilla llamada Susi. Susi era valiente y curiosa, todo lo contrario a Bartolito.

Se acercó a él con una sonrisa amigable y le dijo:- ¡Hola! ¿Cómo te llamas? Bartolito se sobresaltó ante la repentina presencia de Susi, pero al ver su actitud amigable, decidió responder tímidamente:- Yo... yo soy Bartolito.

Susi notó el miedo en los ojos de Bartolito y decidió ayudarlo a superar sus temores. Le contó historias divertidas sobre sus travesuras en el bosque, cantó canciones alegres para animarlo y lo invitó a jugar entre los árboles.

Al principio, Bartolito se resistió por miedo a lo desconocido, pero poco a poco fue dejando de lado sus temores gracias a la compañía y el cariño de Susi.

Aprendió que no todas las sombras eran peligrosas, que los sonidos extraños podían ser simplemente el viento jugando entre las ramas y que la amistad podía iluminar incluso la cueva más oscura. Un día, mientras exploraban juntos una pradera llena de flores coloridas, Bartolito vio reflejada su imagen en un arroyo cristalino.

Se quedó asombrado al descubrir que ya no veía a un oso asustadizo en el reflejo, sino a uno valiente y seguro de sí mismo. - ¡Mira Susi! -exclamó emocionado-.

¡Ya no tengo miedo! Susi sonrió con orgullo al ver la transformación de su amigo oso. Había logrado sacar lo mejor de él y juntos habían superado todos los obstáculos que se les presentaron.

Desde ese día, Bartolito dejó atrás su cueva fría y oscura para aventurarse junto a Susi por todo el bosque. Ya no le temía al mundo exterior ni a las sombras desconocidas; había descubierto que dentro de él también brillaba una luz capaz de iluminar cualquier oscuridad.

Y así fue como el oso grande y asustadizo se convirtió en un oso valiente e inspirador para todos los habitantes del bosque.

Su historia se volvió leyenda entre los árboles centenarios: la leyenda del oso que venció sus miedos gracias al poder transformador de la amistad verdadera.

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