Unidos en la Amistad
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Alegrilandia, dos amigos inseparables: Alegría y Tristeza.
Alegría siempre estaba saltando de un lado a otro con su risa contagiosa, mientras que Tristeza prefería pasar el tiempo en silencio y reflexionando sobre la vida. Un día, mientras caminaban por el bosque, escucharon un llanto desgarrador proveniente de detrás de unos arbustos. Se acercaron curiosos y encontraron a un niño y una niña sentados en el suelo, sollozando.
Alegría se acercó rápidamente y preguntó: "¿Qué les pasa? ¿Por qué están tristes?"La niña levantó la cabeza y respondió entre sollozos: "Perdimos nuestro balón favorito en el río. Ya no podemos jugar juntos".
Tristeza se acercó lentamente y puso su mano sobre el hombro del niño. Con voz calmada, le dijo: "No te preocupes, todo tiene solución. Vamos a buscar una manera de recuperar tu balón". Los cuatro amigos empezaron a pensar juntos cómo podrían resolver el problema.
Alegría sugirió construir un puente para cruzar el río y buscar el balón al otro lado. Tristeza propuso pedir ayuda a los adultos del pueblo para que les prestaran una red de pesca.
Así fue como todos trabajaron en equipo para construir un puente improvisado utilizando ramas y piedras del bosque cercano. Los adultos del pueblo también colaboraron prestando sus redes de pesca.
Una vez terminado el puente, los niños cruzaron al otro lado del río y comenzaron a buscar el balón. Después de un rato, lo encontraron atrapado en las ramas de un árbol.
Alegría saltó de alegría y exclamó: "¡Lo encontramos! ¡El balón está aquí!"Tristeza sonrió y dijo: "Ves, siempre hay una solución si trabajamos juntos". Los cuatro amigos regresaron al pueblo con el balón en mano. Los niños estaban emocionados por haberlo encontrado, pero también aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de la amistad y la colaboración.
A partir de ese día, Alegría y Tristeza se dieron cuenta de que sus diferencias los hacían más fuertes como equipo. Juntos, aprendieron a apreciar tanto los momentos felices como los tristes porque entendieron que eran parte natural de la vida.
Y así, Alegría y Tristeza continuaron viviendo aventuras juntos en Alegrilandia, siempre dispuestos a ayudar a quienes necesitaran su apoyo. Porque sabían que cuando se trabaja en equipo, cualquier problema puede ser superado con una sonrisa en el corazón.
FIN.