Unidos en la Danza
Máxima y Ayelen eran dos hermanas muy unidas que vivían en un barrio humilde de Buenos Aires. Desde pequeñas, habían descubierto su pasión por la danza y se habían inscrito en clases de baile en el gimnasio del barrio.
Cada vez que bailaban juntas, Máxima y Ayelen transmitían emociones increíbles a través de sus movimientos.
Bailaban tristeza cuando algo les había afectado, alegría cuando estaban felices, pasión cuando querían demostrar todo lo que sentían, frustración cuando no conseguían perfeccionar algún paso y sueños cuando imaginaban un futuro lleno de éxitos. Un día, mientras ensayaban para una presentación importante frente a todo el barrio, Máxima comenzó a sentir dolores insoportables en la espalda.
Al principio pensó que era solo una molestia temporal pero los dolores cada vez eran más fuertes e intensos. "Ayelen, no puedo seguir bailando. "- dijo Máxima con lágrimas en los ojos. "¿Qué pasa hermana? ¿Te duele mucho?"- preguntó Ayelen preocupada. "Sí...
Me duele muchísimo la espalda. "- respondió Máxima con voz temblorosa. Ayelen llamó rápidamente al médico del barrio quien diagnosticó a Máxima con escoliosis severa. El médico le recomendó reposo absoluto durante varios meses para poder recuperarse completamente.
Mientras tanto Ayelen seguía asistiendo a las clases de baile pero su corazón estaba dividido entre su pasión por la danza y su preocupación por la salud de su hermana mayor.
Un día, mientras Ayelen ensayaba sola en el gimnasio, su profesora la observó detenidamente y le dijo:"Ayelen, tú eres una bailarina increíble. Pero no solo eso, también eres una persona muy valiente y fuerte.
¿Por qué no bailas para tu hermana? Dale fuerzas con tus movimientos y hazle sentir que estás ahí para ella. "Ayelen se emocionó al escuchar esas palabras y decidió hacerle caso a su profesora.
Preparó una coreografía especial para su hermana Máxima donde plasmó todas las emociones que habían vivido juntas durante sus años de baile. Llegado el día del evento, Ayelen subió al escenario con lágrimas en los ojos pero decidida a dar lo mejor de sí misma.
Bailó tristeza cuando recordaba los dolores de su hermana, alegría cuando pensaba en lo mucho que Máxima había luchado por superar la escoliosis, pasión cuando imaginaba un futuro lleno de éxitos para ambas, frustración cuando recordaba lo difícil que había sido todo este tiempo sin poder bailar juntas y sueños cuando visualizaba un futuro lleno de salud y bienestar.
Cuando terminó la presentación, Máxima estaba entre el público llorando emocionada. Se acercó a Ayelen con lágrimas en los ojos y le dijo:"Hermana... Gracias por ese baile tan maravilloso. Me has hecho sentir tantas cosas...
Me has dado fuerzas para seguir adelante. "A partir de ese momento Máxima comenzó a recuperarse más rápidamente gracias al apoyo incondicional de Ayelen y su amor por la danza.
Juntas, retomaron las clases de baile y siguieron compartiendo momentos llenos de emociones a través de sus movimientos.
Mientras tanto, en el barrio se hablaba del maravilloso baile que había hecho Ayelen para su hermana mayor y muchos niños y jóvenes comenzaron a interesarse por la danza como forma de expresión. Ayelen se convirtió en una inspiración para muchos y ayudó a difundir la pasión por el baile en todo el barrio.
Y así fue como Máxima y Ayelen demostraron que con amor, valentía y perseverancia cualquier obstáculo puede ser superado.
FIN.