Unidos en la Diversidad



Había una vez dos hermanas, Paula y Lucía, que eran muy diferentes pero se querían mucho.

Paula tenía 12 años y le encantaba jugar al baloncesto, mientras que Lucía tenía 15 años y disfrutaba de la pintura y el ballet. Un día, mientras las hermanas estaban en casa jugando, llegó su prima pequeña llamada Valentí. Tenía tan solo 3 añitos y era una niña llena de energía y alegría.

A Valentí le gustaban mucho los unicornios y los dinosaurios. Las hermanas decidieron pasar tiempo juntas con su prima para divertirse todos juntos. Paula propuso enseñarle a jugar al básquetbol mientras Lucía le enseñaría a pintar un cuadro de un unicornio.

"Valentí, ¿te gustaría aprender a jugar al baloncesto?", preguntó emocionada Paula. "¡Sí! ¡Me encantan los juegos!", respondió entusiasmada Valentí. Paula explicó las reglas del juego a su prima pequeña e hicieron un mini torneo en el patio trasero.

Aunque Valentí no podía lanzar la pelota tan alto como sus primas mayores, se divirtió muchísimo corriendo detrás de ella e intentando encestar. Mientras tanto, Lucía preparó todo lo necesario para pintar un hermoso cuadro de un unicornio junto con su prima.

Le mostró cómo mezclar colores y cómo usar los pinceles adecuados para hacer trazos suaves o gruesos. "Valentí, ¿qué colores quieres usar para tu unicornio?", preguntó curiosa Lucía.

"¡Rosa brillante como las flores y azul como el cielo!", respondió Valentí con una sonrisa. Lucía y Valentí se sumergieron en el mundo de la pintura, dejando volar su imaginación. Juntas crearon un cuadro mágico lleno de colores vibrantes y un unicornio con una melena brillante.

Al final del día, las hermanas se dieron cuenta de algo muy importante. Aunque cada una tenía sus propios intereses y pasatiempos, siempre podían encontrar algo que disfrutar juntas.

Se dieron cuenta de que la diversidad en gustos era lo que hacía su relación especial y única. Desde aquel día, Paula comenzó a interesarse más por el arte de Lucía, mientras que Lucía empezó a practicar baloncesto junto a Paula.

Y todas juntas continuaron explorando nuevas actividades que les permitieran aprender unas de otras. Así fue como estas tres primas descubrieron el valor de la diversidad y cómo los diferentes talentos pueden complementarse entre sí.

Aprendieron a respetar las diferencias y a apreciar las habilidades únicas que cada una poseía. Y así, Paula, Lucía y Valentí siguieron creciendo juntas, compartiendo risas, aventuras e inspirándose mutuamente para alcanzar sus sueños.

Porque en esa familia tan especial, todos sabían que no importaba qué te gustara hacer o qué te apasionara; lo importante era ser uno mismo y amar al otro tal como es.

FIN.

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