Unidos en la oscuridad



Había una vez un niño llamado Cristian, que tenía 9 años y era muy especial. Cristian tenía TEA, lo que significaba que veía el mundo de manera diferente a los demás niños de su edad.

Aunque era inteligente y cariñoso, había algo que le preocupaba mucho: no le gustaba dormir solo. Todas las noches, cuando llegaba la hora de acostarse, Cristian se ponía muy inquieto. No podía conciliar el sueño si no había alguien cerca de él.

Le daba miedo quedarse solo en la oscuridad de su habitación. Un día, mientras jugaba en el parque con su amiga Lola, Cristian decidió contarle sobre su problema.

Lola era una niña muy comprensiva y siempre estaba dispuesta a ayudar a sus amigos. "Lola, tengo un problema", dijo Cristian con tristeza. "¿Qué te pasa, Cristian?" preguntó Lola preocupada. "No me gusta dormir solo. Me da miedo la oscuridad", respondió Cristian bajando la cabeza.

Lola pensó por un momento y luego sonrió. "¡Tengo una idea! ¿Y si encontramos una solución juntos?", propuso entusiasmada. Cristian levantó la mirada con curiosidad. "¿De verdad crees que podemos encontrar una solución?"Lola asintió con seguridad. "Claro que sí.

Vamos a pensar en algo divertido para hacer antes de irte a dormir. "Esa noche, después de cenar y lavarse los dientes, Cristian se preparó para irse a dormir junto a Lola en su cuarto.

Pero esta vez sería diferente; iban a hacer algo especial antes de apagar la luz. "Cristian, ¿qué te parece si jugamos a contar historias antes de dormir?", sugirió Lola con una sonrisa. Cristian se iluminó con la idea.

"¡Me encanta! Pero yo quiero empezar contando una historia. "Lola asintió y se acurrucaron juntos en la cama. Cristian comenzó a contar una historia sobre un valiente explorador que descubría tesoros escondidos en una isla misteriosa.

Mientras narraba su historia, el miedo de quedarse solo fue desapareciendo poco a poco. Después de terminar su relato, Lola tomó su turno y contó una aventura sobre un grupo de amigos que volaban en globos por todo el mundo.

Los ojos de Cristian brillaban mientras escuchaba atentamente cada palabra. Así, noche tras noche, Cristian y Lola encontraban nuevas formas divertidas para hacerle frente al temor a dormir solo.

Jugaban a construir fuertes con mantas y almohadas, cantaban canciones inventadas por ellos mismos e incluso hacían sombras chinescas en la pared hasta quedarse profundamente dormidos. Con el tiempo, Cristian fue ganando confianza en sí mismo y ya no necesitaba compañía para conciliar el sueño.

Aunque todavía le gustaba tener cerca a sus seres queridos antes de irse a dormir, había aprendido que podía enfrentar sus miedos y superarlos gracias al amor y apoyo de personas como Lola.

Y así siguió creciendo Cristian, convirtiéndose en un niño valiente e inspirador para otros niños que también tenían miedos. Aprendió que no hay problema demasiado grande cuando se tiene a alguien en quien confiar y que siempre hay una solución si te atreves a buscarla. Y colorín colorado, esta historia de valentía y amistad ha terminado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!