Unidos en Semana Santa
En la ciudad de Úbeda vivía una familia muy especial: los Sanjuán.
José Carlos era un hombre amable y trabajador, Carmen una mujer cariñosa y atenta, y juntos tenían cuatro hijos maravillosos: Victoria, la mayor y muy responsable; Carlos, el bromista de la familia; Luis, el más estudioso; y Lucas, el pequeño travieso. La Semana Santa en Úbeda era un momento muy importante para la familia Sanjuán.
Todos los años esperaban con ansias las procesiones, los dulces típicos y las reuniones familiares. Pero este año iba a ser diferente.
Un día antes del comienzo de la Semana Santa, José Carlos recibió una noticia inesperada: tenía que viajar por trabajo y no llegaría a tiempo para disfrutar de las celebraciones con su familia. Todos se entristecieron al escuchar esto, pero sabían que debían apoyarse mutuamente. "Papá va a estar con nosotros en espíritu", dijo Carmen tratando de animar a sus hijos.
"¡Sí! ¡Vamos a hacer que esta sea la mejor Semana Santa sin él!", exclamó Victoria con determinación. Así que juntos decidieron organizarse para vivir cada momento como si José Carlos estuviera presente.
Prepararon su casa con decoraciones tradicionales, salieron a ver las procesiones juntos e incluso cocinaron los platos favoritos de su papá.
Durante esos días, cada uno descubrió nuevas habilidades: Victoria demostró ser una excelente líder cuidando de sus hermanos menores; Carlos utilizó su creatividad para hacer reír a todos con sus chistes ocurrentes; Luis compartió sus conocimientos sobre la historia detrás de las celebraciones; y Lucas sorprendió a todos comportándose como un verdadero caballero. Los días pasaron volando entre risas, juegos en familia y momentos emotivos recordando a José Carlos.
Y cuando llegó el último día de la Semana Santa, todos se reunieron en la plaza principal para presenciar juntos una procesión muy especial en honor a todas las familias unidas como la suya.
Al finalizar la procesión, mientras observaban los fuegos artificiales iluminando el cielo nocturno, Carmen abrazó fuertemente a sus hijos y les dijo:"Aunque papá no pudo estar físicamente con nosotros esta vez, sé que nos ha estado acompañando en cada paso que dimos esta semana.
Y ustedes demostraron lo fuertes que son juntos". Los niños asintieron emocionados sintiendo el amor familiar envolviéndolos como nunca antes.
Esa Semana Santa se convirtió en un recuerdo imborrable lleno de enseñanzas sobre el valor de apoyarse mutuamente en tiempos difíciles y disfrutar al máximo cada momento junto a quienes más queremos.
FIN.