Unidos por la Amistad



Había una vez en la Escuela Primaria "Rayitos de Sol" un grupo de 22 alumnos muy diversos y divertidos. En esa clase, se encontraban Lucas y Martina, dos compañeros que no se llevaban nada bien.

Siempre estaban discutiendo por cualquier motivo y hacían que el ambiente en el aula fuera tenso. Un día, la maestra Laura les propuso a todos hacer un proyecto juntos para la feria de ciencias.

Todos los chicos estaban emocionados con la idea, menos Lucas y Martina. Ellos se miraron con desconfianza, pero sabían que debían trabajar juntos si querían sacar adelante el proyecto. Al principio, fue difícil para Lucas y Martina ponerse de acuerdo en qué tema elegir para su proyecto.

Ambos tenían ideas diferentes y no lograban llegar a un consenso. Pero poco a poco, fueron aprendiendo a escucharse mutuamente y respetar las opiniones del otro. "¿Y si hacemos un experimento con plantas?", sugirió Martina tímidamente.

"¡No me gusta! Prefiero algo con cohetes", respondió Lucas con firmeza. Después de mucho debatir, finalmente llegaron a un acuerdo: harían un experimento sobre cómo crecerían las plantas bajo diferentes condiciones de luz solar.

Se repartieron las tareas equitativamente y comenzaron a trabajar juntos en armonía. Con el paso de los días, Lucas y Martina descubrieron que tenían más cosas en común de lo que pensaban.

Compartían gustos por la música y los deportes, e incluso empezaron a reírse juntos durante las horas de recreo. La relación entre ellos fue mejorando notablemente. Llegó el día de la feria de ciencias y el proyecto de Lucas y Martina fue todo un éxito.

Habían trabajado duro, colaborando codo a codo, superando sus diferencias iniciales. La maestra Laura estaba muy orgullosa de ellos y les felicitó por su excelente trabajo en equipo. Al finalizar la feria, Lucas le tendió la mano a Martina con una sonrisa sincera.

"Gracias por enseñarme que podemos ser amigos aunque pensemos distinto", dijo Lucas. Martina le devolvió la sonrisa. "¡Gracias a ti también! Descubrí lo divertido que puede ser trabajar juntos cuando nos respetamos".

Desde ese día, Lucas y Martina se convirtieron en grandes amigos inseparables.

Aprendieron que la amistad va más allá de las diferencias y que cuando se trabaja en equipo con respeto y cordialidad, ¡todo es posible! Y así termina esta historia donde dos compañeros aprendieron una valiosa lección: que siempre es posible dejar atrás las peleas para construir relaciones positivas basadas en el respeto mutuo.

FIN.

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