Unidos por la empatía
Martín era un niño con autismo que asistía a una escuela regular. A pesar de que le costaba comunicarse y socializar, siempre estaba rodeado de amor y empatía por parte de sus compañeros.
Un día, la maestra organizó una actividad en la que los niños debían formar parejas para realizar un proyecto juntos. Martín se quedó solo mientras todos los demás se agrupaban rápidamente. - ¿Nadie quiere ser mi pareja? -preguntó Martín con tristeza.
- Yo me ofrezco -dijo Valentina, una niña nueva en el colegio que acababa de llegar al país junto a su familia. Valentina no sabía mucho acerca del autismo, pero sintió empatía hacia Martín desde el primer momento.
Juntos comenzaron a trabajar en su proyecto y pronto descubrieron lo divertido que podía ser colaborar juntos. Sin embargo, cuando llegó el momento de presentar el proyecto ante toda la clase, Martín se puso muy nervioso y no pudo hablar frente a todos.
Los demás niños empezaron a reírse y burlarse de él. - ¡No es gracioso! -exclamó Valentina enfurecida-. No ven lo valiente que es Martín por estar aquí frente a todos nosotros aunque le cuesta mucho comunicarse.
¡Deberíamos apoyarlo! Las palabras de Valentina hicieron reflexionar a los demás niños. Comenzaron a ver las cosas desde otra perspectiva y comprendieron cuán importante era demostrar amor y empatía hacia aquellos compañeros que necesitaban más ayuda o comprensión.
Desde ese día, Martín se sintió más seguro gracias al apoyo incondicional de Valentina y el resto de sus compañeros. Juntos aprendieron a valorar las diferencias de cada uno y a trabajar en equipo para lograr grandes cosas.
La empatía, la comprensión y el amor fueron los valores que guiaron a estos niños en su camino hacia una convivencia más armoniosa y respetuosa.
Y todos ellos se dieron cuenta de lo mucho que podían aprender unos de otros si se abrían a nuevas experiencias y formas de pensar.
FIN.