Unidos por la Seguridad en Placolandia



Había una vez en un lejano país llamado Placolandia, donde todas las casas y edificios estaban construidos sobre grandes placas tectónicas. En este lugar vivían Felicitas, una placa tectónica muy inquieta y curiosa, y sus amigos Roquita y Temblorín.

Felicitas siempre estaba en constante movimiento, explorando nuevos lugares y buscando aventuras emocionantes. A diferencia de ella, Roquita era más tranquila y prefería quedarse quieta disfrutando del paisaje.

Por otro lado, Temblorín era un terremoto travieso que le encantaba hacer bromas a los demás. Un día, mientras Felicitas jugaba con Roquita cerca de la frontera de Placolandia, Temblorín decidió gastarles una broma sacudiendo fuertemente el suelo.

Las risitas de Temblorín resonaron por todo el lugar mientras Felicitas y Roquita se tambaleaban tratando de mantener el equilibrio. "¡Temblorín! ¡Deja de hacer travesuras!", exclamó Felicitas molesta. "¡Ja ja ja! ¡Qué divertido es provocar pequeños temblores!", respondió Temblorín entre risas.

Roquita miraba preocupada a su alrededor, sabiendo que los movimientos bruscos podían traer consecuencias graves para los habitantes de Placolandia. De repente, sintieron un fuerte estruendo seguido por un intenso temblor que sacudió violentamente el suelo bajo sus pies.

"¡Oh no! ¡Es un terremoto muy peligroso!", gritó Roquita asustada. Felicitas rápidamente agarró a Roquita para protegerla mientras buscaban refugio bajo una roca cercana. El terremoto continuaba sacudiendo todo a su alrededor, causando daños en las casas y edificios de Placolandia.

Después de unos minutos que parecieron eternos, el terremoto finalmente cesó. Felicitas ayudó a salir a sus amigos del refugio improvisado y juntos observaron con tristeza la devastación causada por el desastre natural. "Creo que aprendimos nuestra lección", dijo Felicitas con voz seria.

"Nuestros movimientos pueden ser divertidos pero también pueden ser peligrosos si no somos cuidadosos". Roquita asintió con solemnidad mientras Temblorín bajaba la cabeza avergonzado por haber causado tanto caos con su imprudencia.

Desde ese día, los tres amigos trabajaron juntos para educar a los habitantes de Placolandia sobre la importancia de estar preparados para enfrentar los terremotos y cómo actuar durante uno.

Con el tiempo, Placolandia se convirtió en un lugar más seguro gracias a la valiosa enseñanza de Felicitas, Roquita y Temblorín. Aunque seguían siendo diferentes en muchos aspectos, aprendieron que trabajar juntos era clave para superar cualquier desafío que se les presentara en su increíble mundo lleno de placas tectónicas y sorpresas inesperadas.

Y así vivieron felices por siempre jamás en armonía con la naturaleza que les rodeaba.

FIN.

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